Hay cosas sobre las que no deberíamos engañarnos, sobre todo si nos referimos a asuntos tan delicados como este y que tanto necesitan de nuestro compromiso para hacerle frente y combatirlo.

Yo comprendo que los representantes municipales quieren que brillemos a nivel comarcal, pero cuando la cosa no es, y no lo es con una evidencia abrumadora, negarlo no sirve de nada, o casi que lo empeora porque hace que nos acomodemos.

El lunes pasado conmemoramos el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres y en el pueblo donde vivo se realizó una concentración en la plaza de la Iglesia para que vecinas y vecinos del municipio, con su presencia, apoyasen esta terrible lacra. Cuando nuestros representantes políticos tomaron la palabra, comentaron que nuestro pueblo estaba comprometido con esta causa. Sinceramente, allí eso no se sintió. El compromiso fue de los chavales de sexto de dos colegios porque si no, la concentración hubiese sido un desastre; a ellos son a los que hay que agradecerles su implicación llevando sus pancartas y sus escritos reivindicativos y preventivos. Por lo demás, si no hubiesen estado ellos, algunos funcionarios que salieron del Ayuntamiento y la corporación política… vecinos lo que se dice vecinos, había menos de la mitad que las mujeres asesinadas en lo que va de año.

¿Dónde estaban nuestras mujeres metidas? Esas que estoy segura de que cuando ven los informativos y asoman estas noticias se retuercen. ¿Y el apoyo de nuestros hombres? Algo falla cuando este delicado tema no nos hace acudir al encuentro y gritar hasta quedarnos sin voz para que se nos escuche y recorrer las calles del pueblo y no olvidar a ninguna de nuestras compañeras de vida que la perdieron por miedo a denunciar y las anónimas que atemorizadas siguen sufriendo. Nosotras debemos darles voz y ellos deben estar para apoyarnos.

Cada uno hará lo que quiera, no soy quién para imponer nada, pero el pueblo es pequeño, no son grandes las distancias que nos separan hasta la plaza y honestamente, el otro día sentí una mezcla de tristeza y desconcierto por la falta de compromiso. Por otro lado, si las instituciones saben que falla el poder de convocatoria, habrá que cambiar la manera de convocar porque, no nos engañemos, mientras no nos toquen a nuestras familias, mientras no sea una del municipio la que se sume a la lista, seguiremos en casa viviendo estas terribles noticias desde la distancia y lamentándonos desde el sofá.

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