Normópatas

18 de agosto 2025 - 03:05

Hubo un tiempo en el que cumplir las normas era claudicar ante la falta de libertades a las que eran adictos los poderes establecidos. Hoy, son cada día más en cantidad y en exigencias. A veces, rayan en el absurdo y, si alguien protesta, se le dice que son necesarias para una buena convivencia democrática. Está apareciendo un tipo humano, cada más numeroso, al que podemos llamar normópata.

Algunos ejemplos:

Cita previa. Es lógico que se organice el trabajo de cara al púbico de algunos funcionarios que atienden a la ciudadanía. Hasta ahí, de acuerdo. Pero me ocurrió que fui a un registro oficial a entregar una documentación urgente, no había nadie esperando y yo no tuve tiempo de solicitar la famosa cita previa. Se negaron a atenderme con el argumento de que hay una norma que usted tiene que cumplir, además, si se entera nuestra jefa de que lo hemos atendido, nos puede abrir un expediente. Tuve que buscarme la vida fuera de la normativa impuesta y gracias a un conserje conseguí mi objetivo. Por lo visto, no soy un buen ciudadano.

Urgencias. Voy con un paciente dual al que habíamos intentado ayudar alojándolo en uno de nuestros pisos de acogida. El joven estaba continuamente inquieto, alborotando al resto de jóvenes. Necesitábamos algún tipo de medicación para que se calmara o tendría que abandonar el piso. Después de tres horas nos pasaron con la doctora. Queríamos entrar el intérprete y yo. Los de seguridad al ver que éramos tres gritaban:” Solo pueden entrar dos, es la norma”. No hice caso. Entro en el departamento correspondiente y la doctora me dice que no puedo estar allí. Le explico que soy el presidente de Voluntarios por Otro Mundo y que deseo hablar con ella. En el pasillo pretende hablar conmigo. Entro en su despacho, ella a regañadientes me sigue. Le digo el caso que tenemos y que necesitamos ayuda para no ver a este joven, uno más, en la calle. Me responde con todo el sadismo del mundo que vaya a Atención Primaria al día siguiente, que es lo que marca el protocolo (la norma), ella, añade, no puede recetar. Le doy las gracias y el joven en cuestión, además de dual, es una persona sin hogar ni tratamiento.

Renfe. Acompaño a otro joven a conseguir un abono de cercanías. Entrega el NIE y la chica que nos atiende dice que está caducado. Le digo que tiene pasaporte y que dentro de unos días tendrá su documentación en regla. Me dice que las normas hay que cumplirlas. Solución puse el abono a otro nombre. Descubrí que Renfe es más bien racista.

Podría continuar, pero no creo que sea necesario. Pienso que hay que cumplir las normas básicas de respeto y convivencia, las demás no son más que un nuevo modo de represión del comportamiento humano.

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