Mar Marchante

Todo era mentira, de verdad

El corazón del mar

08 de junio 2024 - 00:30

Hay que dejar de creer en las promesas. Nadie está pendiente de ti si solo hay silencio, espacio, tiempo de espera, nada… Nunca suena el teléfono, no hay mensajes ni voces amables, nadie viene a buscarte para charlar o estar simplemente juntos mirando el mar. Hay que olvidar a las personas que no se acuerden de ti, no esperes a quien no venga a darte un abrazo.

Tú no necesitas estar llenando un hueco en el tiempo libre de nadie, tú te mereces tener tu propio espacio para que alguien quiera disfrutar de su tiempo libre contigo. Siempre hay tiempo para lo importante, no intentes inventar excusas para justificar a las personas que quieres porque te duele la realidad, si no están es porque tú no estás entre sus prioridades. Es muy difícil, es muy duro pero saberlo es muy necesario para no llevar atada el alma al lastre de las piedras del miedo, de la costumbre, de la necesidad. Suelta ese peso, deshaz esos nudos, desanda esos pasos y camina más allá; quizás las personas que encuentres en tu nuevo camino tengan mucho y bueno que ofrecerte. No te empeñes en lo que no funciona si no es mutuo, si no hay reciprocidad no hay que gastar energía. No está quien no quiere estar.

Hay que desconfiar cuando nos fallen; a veces es suficiente con dar una segunda oportunidad y no debemos estar ofreciendo nuevas ocasiones a quienes no se lo merecen porque nos pusieron excusas absurdas, sin sentido, sin motivo, sin necesidad. Hay personas que solo aparecen cuando te necesitan, te utilizan cuando quieren, no valoran nada de lo que has hecho por ellos y se van. Las personas demuestran cómo son cuando ya no te necesitan.

Debemos dejar de hablar de nuestros sentimientos más profundos o nuestras emociones con aquellos que los utilizarán para hacernos daño, volverán a herirnos. Da igual que sean familia, pareja o amigos si han traicionado tus secretos, tu derecho a la intimidad, tu frustración, tu vulnerabilidad y tu miedo. Hay que volverse más duro, lo digo a pesar de ser consciente de que soy sensible, porque te toman por tonto. A veces es mejor dejar de ser bueno para no seguir sufriendo como un idiota.

Hay que dejar de esperar a quien nunca quiso volver, no te canses, has de cerrar esas puertas para que no entre más frío. Hay que dejar de lado a los seres egoístas, manipuladores, narcisistas. ¡Qué rastrero es todo a veces y qué doloroso!

Deberíamos pensar un poco más en nosotros mismos, se llama “autocuidado” y es sano. Es liberador descubrir que todo era mentira de verdad y que la vida sigue… a pesar de todo y de todos, porque te tienes a ti y te estás curando. Sí, el alma también se cura.

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