Ojo del muelle

Una manita de pintura

Acaba de finalizar el año jubilar por el patronazgo de la Virgen de la Palma y el Obispado no ha adecentado la iglesia

Acaba de finalizar el año jubilar por el centenario del patronazgo de la Virgen de la Palma y nada, que no ha sido posible que le hayan dado una manita de pintura a la fachada principal de la iglesia de la Palma. Durante este año de celebraciones, con una procesión magna y la visita del mismísimo nuncio del papa, el Obispado no ha sido capaz de engalanar el templo mayor de Algeciras, declarado el pasado mes de febrero como santuario diocesano. Un nombre muy rimbombante pero que no ha servido ni para adecentar un poco el edificio.

La iglesia de Nuestra Señora de la Palma no es solo un lugar religioso, sino que conforma junto a la Plaza Alta la imagen más icónica de la ciudad. En las últimas semanas ha sido habitual ver varios grupos de viajeros asiáticos que, cámara o móvil en mano, se han llevado una foto de esta tradicional estampa. Eso sí, con una fachada de la iglesia con desconchones y algunas malas hierbas que ya están bastante crecidas.

Cuando tenemos visita en casa lo normal es tenerlo todo en buen estado de revista. Lo mismo es aplicable cuando se nos llena la boca hablando de turismo mientras uno de los edificios más emblemáticos de la ciudad está dejado de la mano de Dios, nunca mejor dicho.

Lo del Obispado con su patrimonio en Algeciras ya no asusta a nadie. En agosto de 2021, la Diócesis firmó un acuerdo con el Ayuntamiento de Algeciras para que este se hiciera cargo de la rehabilitación de la espadaña de la capilla de la Caridad. El templo estaba cerrado al público porque la parte superior corría riesgo de desprenderse y la ciudad tuvo que desembolsar casi 40.000 euros para que se sustituyera la espadaña por otra idéntica.

También tuvo que hacerse cargo el Ayuntamiento de la reforma de la casa de acogida La Esperanza, propiedad del Obispado, que cerró en 2014 por riesgo de derrumbe, con un desembolso de unos 30.000 euros.

La situación es peor en la iglesia de San Miguel, en La Granja, que lleva para tres años cerrada después de que aparecieran unas grandes grietas en el edificio. Desde entonces, la eucaristía se oficia en un viejo contenedor prefabricado del grupo de boy scouts, donde debido a la falta de espacio no se pueden celebrar bautizos, comuniones o bodas ni ninguno de los otros sacramentos de la Iglesia católica. De hecho, los niños de La Granja hacen ahora la primera comunión en la parroquia de San José, en Las Colinas, y durante los dos años previos tienen que desplazarse más lejos por esta circunstancia.

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