Postrimerías
Ignacio F. Garmendia
Un drama
Próximos ya al mes de junio, seguimos sin presupuestos municipales en Algeciras para 2024. Ya es tradición que nunca se aprueben en el plazo legal correspondiente (antes del comienzo del ejercicio anual) y que se trabaje con los del año anterior prorrogados. Supone un incumplimiento sistemático que vivimos año tras año. El presupuesto de 2023 entró en vigor en agosto de dicho año; el de 2022 y antes el de 2021 en abril de dichos ejercicios. Sería una cuestión medianamente lógica un cierto retraso en la aprobación si no se tuviese una mayoría amplía en el pleno municipal y se tuviesen que negociar las partidas con otros grupos. Pero no es el caso ni de lejos.
No sabemos si se trata de falta de coordinación entre las distintas delegaciones que han de informar de sus necesidades de gasto o si la dilación crónica es fruto de algún plan inescrutable; si es negligencia, si es incompetencia o si es una estrategia maestra. Ni idea. No lo entiendo, pero cumplir la ley sería lo deseable. No ha de ser tan difícil cuando administraciones locales cercanas sí que aprueban las cuentas en tiempo y forma.
En todo caso, parece que próximamente será sometido al Pleno la aprobación inicial, que es el primer paso del proceso. En el documento se reflejará el alza de la previsión recaudatoria por la subida de los impuestos y tasas municipales que fue aprobada por el gobierno municipal.
Igualmente se dice que el gasto de personal municipal aumentará un 6%, elevando el mismo hasta los 64 millones de euros. Un gran porcentaje de los 125 millones que se prevén en todos los conceptos. Resulta extraño porque la legislación solo permite un aumento presupuestario del gasto en personal de un 2,5%, aunque bien es cierto que hay que contemplar el incremento de efectivos de la plantilla de la Policía Local, lo que bien justifica un aumento del gasto.
Pero sí que sería de analizar, y quizá nadie entra en ello, el coste millonario que supone a las arcas públicas la cantidad de complementos, prolongaciones de jornada, ayudas a adquisición de gafas, de prótesis, pagos de renovaciones de carnet de conducir, de estudios de diversa índole, etcétera, que se aprueban a favor de los empleados municipales.
No seré yo quien cuestione la valía y el esfuerzo de la plantilla municipal, pero el ciudadano ya paga bastantes impuestos. Y a pesar de ello ve cómo se reducen muchísimos servicios y prestaciones. Causa perplejidad que cada año aumente el gasto de personal sin que nadie parezca poner coto. Quizá porque el dinero es de quien es.
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