Diafragma 2.8
Paco Guerrero
De dolor
Tierra de palabras
Siente miedo en su propia casa. Está más insegura de puertas para adentro que de puertas para afuera. Oye la llegada del ascensor a su planta y desea que sea el vecino el que llegue y no el maltratador que habita con ella. El sonido de la vuelta de llave suena amplificado, como la del carcelero que te abre la mazmorra. Comienza entonces ese silencioso miedo que solo ella conoce.
La mesa puesta, la comida que lenta se calienta en el fuego, la bebida fresca en la nevera, la cocina limpia, la fruta que le gusta presidiendo el frutero, la cama hecha, el salón recogido… todo, una y mil veces revisado; todo para no despertar a la fiera. Pero por mucho que lo intenta la fiera siempre se despierta cuando llega a casa. Solo duerme mientras está en la oficina, mientras visita a sus padres, mientras toma algo con los amigos en el bar de la esquina… Es el olor de su presa la que la despierta y su presa es solo ella. Es por eso por lo que no levanta sospechas, por lo que nadie, ni por asomo, podría imaginarlo.
Quizás, quién sabe, tal vez, es probable que sea que no es capaz de echarle narices a la sumisión a la que se ve sometido por su jefe día a día o a la inferioridad que siente al lado de su compañero de trabajo; o quizás por no pararle los pies a un padre dictatorial y despiadado que sigue tratándole con el mismo desprecio que de chico; o tal vez porque envidia el tren de vida que lleva su amigo haciendo menos de lo que él hace. Todo esto no son más que posibles situaciones, pero fueran estas u otras ninguna tendría que ver con ella aunque sin remedio se acumulen en la inseguridad del que levanta la mano descargando toda la furia contenida sobre su presa. El aislamiento al que se ve sometida y el maquillaje, que se encarga de tapar solo las heridas externas, hacen el resto para que el maltrato no deje huella.
31.911 mujeres fueron víctimas de violencia machista en 2019. De todas ellas, 31.085 denunciaron. La última memoria de la Fiscalía del Estado ha determinado que, de todas, solo el 0,01% fueron denuncias falsas. Así que este dato se transformaría en algo más de tres. Tres denuncias falsas de 31.085. Esto es interesante remarcarlo para quien dude de que sea real que el enemigo viva en casa.
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