Carlos Colón

El cabre-cachondeo

La ciudad y los días

El cabre-cachondeo logra que las más disparatadas propuestas logren escaños en el Parlamento Europeo

12 de junio 2024 - 00:30

Primero saltaron a la política los extravagantes que captaban los votos del cabre-cachondeo, mezcla de cabreo ante la deriva corrupta de los partidos tradicionales y el cachondeo de votar a quien más pusiera en ridículo el sistema. Podían ser tipos a su manera serios, como Coluche, el cómico que saltó del cabaret a la política en la Francia de los 80 con el lema Vous nous enmerdez dirigido a los Chirac, Mitterand, Giscard o Marchais de la época (“El desencanto político ha favorecido el fenómeno Coluche” se escribía en El País allá por diciembre del 80) o actrices porno como Cicciolina, que ocupó un escaño en el Parlamento italiano entre 1987 y 1991 por el Partido Radical con su pecho fuera y su osito de peluche. “Prefiero una actriz porno a un ladrón”, sentenció Umberto Eco.

En la era de las redes vinieron los Beppe Grillo, el comediante creador de iniciativas tan singulares como el Vaffanculo Day (Día del Vete a Tomar por Culo) que, junto al experto en redes Casaleggio, fundó el Movimiento 5 Estrellas que logró las alcaldías de Roma o Turín y la presidencia de dos Gobiernos para Giuseppe Conte. Y el fenómeno Berlusconi que consagró el nuevo populismo ultraliberal-mamachicho-bunga-bunga. En España tuvimos una versión marbellí a lo Ozores, incluido el jacuzzi de Las noches de tal y tal emitidas por Tele 5.

El fenómeno continuó creciendo conforme lo hacía la influencia de las redes. De ahí nacieron los esperpentos que en las europeas han obtenido los votos suficientes para que les paguemos sus gracias. Entre ellas topar el precio de la cerveza, que los bajitos tengan peores empleos, que se detenga el envejecimiento, que el esperanto sea el idioma oficial de la UE o que las mujeres no puedan votar hasta la menopausia. Y como muchos no se toman estas elecciones en serio, algunos salen elegidos.

En España, como si no tuviésemos bastante con los populismos de izquierda y derecha, nos ha brotado Se Acabó la Fiesta, votado por 800.763 conciudadanos salerosos, logrando los mismos escaños que Sumar y la coalición de ERC y Bildu, y superando a Podemos y Junts. Supongo que cuando lleguen las generales, autonómicas o locales se le acabará la fiesta. Pero, eso sí, los tres eurodiputados seguirán cobrando sus 7.853, 18 euros netos mensuales más sustanciosas dietas y viajes, una indemnización al término del mandato y una pensión al cumplir los 63 años.

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