Blue Monday con Trump

23 de enero 2025 - 03:05

Blue Monday (lunes triste) es uno de los muchos anglicismos que se han ido incorporando poco a poco en nuestra terminología y cultura popular. Hace referencia al tercer lunes de enero y se considera el día más triste del año. Parece que está vinculado a que normalmente son los días más fríos, lluviosos y oscuros del calendario. También se pone en relación a que las fechas navideñas, tradicionalmente cargadas de alegría y celebración, han quedado definitivamente atrás. No creo que haya una razón científica u objetiva, pero parece ser que hay consenso en reconocer la tristeza de ese lunes.

Lo cierto es que este año sí ha habido sobradas razones para considerar este pasado lunes 20 de enero uno de los más tristes del año. Y me refiero a que ese día tomó posesión Donald Trump como cuadragésimo séptimo presidente de los Estados Unidos. Aunque hay que reconocer que es un día de alegría para gran parte de los dictadores de las cuatro esquinas del planeta y de los líderes iliberales populistas, que desde ciertas frágiles democracias tratan de pervertir el sistema favoreciendo un desmantelamiento de medios de comunicación plurales, acosando a la disidencia o tratando de corromper el sistema judicial (Orbán en Hungría o Meloni en Italia, como claros representantes), realmente es un día muy triste para las democracias. Es realmente el Blue Monday.

He leído recientemente que a partir de ahora todo irá a peor. Tal vez parezca correcto ese sombrío augurio a la vista de las primeras decisiones de Trump. No obstante, también es cierto que la imprevisibilidad es una de sus características, por lo que hay que ser prudente. La fiabilidad y la coherencia no son precisamente algunos de sus atributos. Por ello, incluso apuntando lo peor, todo puede pasar, por lo que hay ser precavidamente cautos. Lo cierto es que tal vez no sea conveniente por parte de los europeos llevar una política miedosa. Ser cauto no significa ser cobarde. Con el inconveniente de la falta de unanimidad, la Unión Europea debe desde el principio mostrar con firmeza su firme compromiso con los valores democráticos como señas de identidad existencial de la unión. Se deben defender los marcos multilaterales, la confianza en el derecho internacional y no la fuerza para la resolución de controversias, la agenda verde, el firme apoyo a Ucrania y la necesidad de una sociedad plural abierta, protegiendo especialmente a las minorías, migrantes e identidades sexuales. Es decir, todo aquello que aborrecen Trump y su banda de plutócratas egocéntricos y narcisistas.

En relación con España, su primer día en el cargo mostró claramente su ignorancia no sabiendo ubicar nuestro país, aludiendo a que era un país emergente del grupo BRICS. No son buenas noticias. El lunes pasado fue realmente un día triste. Blue Monday.

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