Yo te digo mi verdad

Yolanda, ya se ve

Estamos contemplando el ascenso de una mujer que desmiente todo lo negativo del vocablo 'comunista'

Creo que lo que más molesta de Yolanda Díaz es que sea una mujer capaz de mantener su ideología comunista sin perder un segundo sus hechuras casi recién adquiridas de estadista. Es decir, no es que se le note mucho su pensamiento, es que no lo disimula ni lo disfraza de otra cosa, y a la vez es la ministra que, seguramente no por su dirección pero sí con su mediación, ha logrado más acuerdos entre sindicatos y patronal y en menos tiempo en la historia reciente.

Los detractores de la vicepresidenta, más numerosos cuanto más sube su popularidad, le reprochan lo que llaman su "astucia", es decir que esté orquestando una gran campaña que le permita ganar elecciones o al menos obtener un gran resultado, como si eso fuera una estratagema que no utiliza ninguno de sus compañeros o adversarios. Lo último ha sido lo de la audiencia del Papa Francisco, en la que ha contradicho a los que pensaban que se iba a presentar en el Vaticano dispuesto a quemarlo, reviviendo viejas escenas izquierdistas, y sin embargo lo único que ha hecho es dar lumbre a un cigarrito metafórico para echarse sin pestañear unas cuantas caladas de lo que sus padres ideológicos llamaron "el opio del pueblo". Lo que sí ha hecho Díaz con esta visita ha sido encender definitivamente a los muchos que siguen defendiendo, si es preciso con las armas y contradiciendo las enseñanzas del fundador, que Cristo también debe reinar en este mundo.

Probablemente, lo que provoca el alzamiento de mucha gente es la extrañeza ante el surgimiento en este país de una figura política capaz de provocar adhesiones por el antiguo y desusado método del convencimiento por la inteligencia, adobada de una notable capacidad de seducción. Algunos no tienen más remedio que caer en la tentación de señalar que la ministra se ha hecho todas las prendas de su bien surtido vestuario con piel de cordero, ya que llevan tiempo proclamando su carácter de lobo feroz, y profetizan que en cualquier momento asomará la patita por debajo de la puerta y se descubrirá su taimado engaño.

De momento, lo que estamos contemplando es el pujante ascenso de una mujer que desmiente cada día, y de momento, todo lo que de negativo tiene el vocablo 'comunista' en nuestro imaginario colectivo. Teniendo en cuenta la velocidad a la que viaja la desaforada y vociferante política española, pronto veremos cuánto hay de consistente y veraz en ella, pero de momento todo son buenas noticias.

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