Esencia
Rocío García Boza
¡Volveré a verte?
Se dice que segundas partes nunca fueron buenas. Creo que por eso, en el cine se inventaron las precuelas, que a veces son secuelas, a veces una mezcla, y a veces, algunas veces, el cantor tiene razón. A mí, de las precuelas cinematográficas la que más me atrae es El Padrino II, obra de arte que templa, magnifica, seduce, y a quien no le guste como a mí ya puede dejar de leer o se expondrá a la ira de los dioses...y como parece ser que hablo de precuelas, me precuelo a mí mismo y hablo, cómo no, del por qué del nombre de la Sección: "Mis croquetas". Es precuela porque se supone que tendría que haberlo hecho en el primer artículo, pero no, lo he dejado para esta segunda colaboración.
Se suele aseverar que las opiniones son como los ombligos...o como el culo, que todos tenemos uno. Pero yo de anatomía entiendo poco, así que prefiero las referencias gastronómicas. Y en ese terreno se asume que las opiniones se diferencian de las croquetas en que las croquetas se piden. Y resulta que a mí me han pedido que opine, o sea que en un escorzo de metáforas rampantes y ya que es demandada, prefiero llamar a esta columnita "croqueta" que "opinión". Licencias del autor.
Pero lo peor de las croquetas, las opiniones y las precuelas es que cada vez más estamos siendo invadidos por comentarios, insultos y evangelizaciones no pedidos y por tanto fuera de lugar. Es eso que hace que algunos pasen de sinceros a impertinentes.
Lo desagradable de estos sincericidas es que acaban volviéndose exégetas de tus pensamientos, dando ya por sentado no lo que tu pluma ha escrito, sino lo que tu mente, según ellos, ha elucubrado. Adivinadores de intenciones ocultas, movidos por prejuicios, miedos, fobias y filias, que de todo entra en este totum revolutum.
Y aun así, no acaba aquí la faena sino que esta interpretación de lo no dicho sirve como base para la edificación de un hermoso castillo en el aire, sin cimiento más allá del temor del intérprete. De esta forma nacen las conspiraciones.
Y esto justifica cualquier brutalidad. Porque si no has dicho algo lo has pensado, y si no lo has pensado yo digo que has pensado en pensarlo.
Existen tantas conspiraciones para elevar la estolidez a la enésima potencia que citar sólo una es desmerecer. Nunca es suficiente la salvajada que pensemos, ¡siempre habrá algo más! Por consiguiente nunca lo olvidemos, ante la posibilidad de elegir entre una opinión y una croqueta escojamos siempre la croqueta. Sobre todo si es de cocido y tanto el empanado como la bechamel le hacen la merecida justicia.
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