Cuando mis alumnos presumen de su destreza en Geografía deslizando su tierna huella digital, indicándome a través de la finísima línea azul celeste el recorrido por media península de su río más largo… no llegan a ser conscientes del grandioso estuario que crea al final de su trayecto bañando Lisboa hasta morir en el océano. Ahora ya puedo contárselo porque lo he visto, he cruzado el impresionante puente que separa ambas orillas hasta perderme en esa bellísima ciudad que nos aguardaba. El gran río como brújula… y las estrechas y empinadas avenidas vistas desde el barrio alto parecían afluentes de asfalto que vertían su gris hasta fundirse con una porción azul del Tajo que desde lo alto de la calle parecía una pequeña pecera enmarcada entre sus edificios.

Si, por el contrario, quisiésemos viajar con la imaginación a cuentos de ensueño en los que ellos sean los protagonistas de sus propias historias, solo tengo que hablarles de Quinta da Regaleira, el lugar más simbólico y metafórico que he visitado en mi vida. Construido a finales del siglo XIX con el espíritu e ideales románticos, constituye un viaje a través de un universo imaginario en el que perderse, del que uno no quisiera salir. Forma parte del Centro Histórico de Sintra y está clasificado como Patrimonio Mundial por la UNESCO. Sintra es exuberante y frondosa naturaleza. Y volviendo a Lisboa, una capital habitable y humana, cuando mis alumnos crezcan y comiencen a estudiar Literatura, no podré dejar de hablarles de mi admirado Pessoa y de su original e innovadora poesía fundamentada en el juego de personalidades que crea a través de los heterónimos, poetas inventados por él con personalidad y sensibilidad propia, creadores de diferentes mundos poéticos. Esta ciudad que proyecta la juventud de lo viejo y la elegancia de lo decadente, está ligada a la figura de este escritor; sus sentimientos bien definen los que la propia ciudad irradia: nostalgia, quietud, melancolía…

"[...] En ciertos momentos muy claros de la meditación, como aquellos en que, al principio de la tarde, vago observador por las calles, cada persona me trae una noticia, cada casa me ofrece una novedad, cada letrero contiene un aviso para mí. Mi paseo callado es una conversación continua, y todos nosotros, hombres, casas, piedras, letreros y cielo, somos una granmultitud amiga, que se codea con palabras en la gran procesión del Destino". Fernando Pessoa.

Lisboa: embriagada de luz, conocerte supuso un despertar que permanecerá intacto en mi memoria

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