Es probable que cuando lean el título de este artículo, no sepan de quien voy a hablarles. No obstante, casi todos sabrán que detrás de la vacuna que ya se está administrando en el mundo contra el SARS-COV-2, están las empresas Pfizer-BioNTech y Moderna. Pues bien, esta científica húngara de 65 años, actualmente vicepresidenta senior de la alemana BioNTech desarrolladora de dicha vacuna, es la responsable de que haya sido posible ofrecer al mundo la solución para una de las más terribles pandemias de la historia.

Su convencimiento de que el ARNm (siglas que corresponden al Ácido Ribonucleico mensajero, la molécula que traslada la información contenida en el ADN hasta el citoplasma celular, para que se fabriquen las proteínas de una célula) podía ser la base para la cura de enfermedades, la hizo persistir en condiciones a veces duras y difíciles. La Universidad de Pensilvania (EEUU) para la que trabajaba, no quiso subvencionar sus investigaciones que consideró poco creíbles por lo que, para poder renovar su visado en dicho país, tuvo que aceptar trabajar como investigadora en puestos de categoría inferior y con menos salario. Sus trabajos sobre ARNm sintéticos y la forma de enviarlos a las células, desarrollados junto a su colega Drew Weissman entre 2005 y 2015, han sido la base para el desarrollo de la vacuna antes mencionada.

Si revisamos entrevistas realizadas a esta investigadora, sus quejas por la falta de apoyo financiero a la Ciencia son frecuentes. En España, donde tenemos excelentes investigadores muchos de los cuales se ven obligados a irse fuera, esta misma queja es recurrente. Sobreviviendo con sueldos bajos que no les permiten llevar una vida digna, a pesar de tener una preparación excelente, son muchos los que abandonan y recurren a otros puestos de trabajo, a veces nada relacionados con aquello a lo que dedicaban sus investigaciones.

Mientras que nuestros políticos no perciban la necesidad de aumentar la inversión en Ciencia seguiremos perdiendo talentos. Como sociedad, necesitamos la protección de nuestros gobernantes contra la actual pandemia y contra aquellas otras que puedan llegar en un futuro, como consecuencia de un planeta herido por nuestra propia incompetencia. Ojalá que este 2021 que estamos estrenando después de haber pasado un durísimo 2020, sirva para reflexionar sobre la necesidad de medidas que mejoren nuestra forma de vida y nuestra relación con la Naturaleza. Es la Ciencia la única que puede salvarnos. ¿Lo tienen claro nuestros dirigentes?. Francamente, no lo sé.