Desde Gdasnk

En esta ciudad, antes alemana, se perciben tanto las cicatrices de la historia pasada como los importantes desafíos de futuro

El filósofo alemán Inmanuel Kant fue uno de los precursores de la idea de construcción europea y en su obra Sobre la paz perpetua plantea fórmulas para abandonar definitivamente la guerra en una construcción basada en la razón y el derecho. Su lugar de nacimiento fue la entonces ciudad alemana de Könisberg, capital de Prusia Oriental. Hoy esa ciudad es el enclave ruso de Kaliningrado, que proyecta hacia el Báltico en el corazón de la Unión Europea, entre Lituania y Polonia, los riesgos y amenazas de una Rusia agresiva que desde la invasión de Ucrania desafía la seguridad del continente.

Esta semana escribo esta columna a apenas cien kilómetros de la frontera del enclave ruso de Kaliningrado, en la ciudad de Gdasnk, hoy Polonia y antes ciudad libre de Dánzig. La Universidad de Gdansk forma parte de la Universidad Europea de los Mares, alianza liderada por la Universidad de Cádiz y sobre la que he escrito previamente en esta columna en diferentes ocasiones. La pertenencia a esta alianza permite reforzar la internacionalización de la UCA reforzando los vínculos académicos que permiten aprovechar las ventajas de cooperación universitaria. En este marco han surgido numerosos proyectos de investigación y docencia que posibilitan el intercambio de profesores, investigadores, alumnos y personal de las universidades de la alianza. Esta semana he podido dar alguna conferencia, participar en actividades docentes de la Facultad de Derecho y mantener reuniones de trabajo para impulsar proyectos vigentes y definir proyectos futuros. Esta estancia es una experiencia altamente enriquecedora que abrirá las puertas en el futuro a un buen número de actividades. Enriquecedora para la UCA, en general, y para el Campus de Algeciras, en particular, ya que facilitará otros intercambios de profesores, personal y alumnos. Ya hemos recibido en Algeciras a varios docentes de Gdansk que han participado en actividades en la ETSIA, en la Facultad de Derecho y en la de Ciencias del Trabajo. Es previsible que estas visitas se multipliquen en el futuro.

Como comentaba al inicio de la columna, este territorio permite percibir desde otra perspectiva la realidad compleja del proceso de construcción europea. Con frontera tanto con Rusia, como con Bielorrusia y con Ucrania, los riesgos reales de una confrontación bélica que puede afectar directamente a la Unión Europea están más presentes. En esta ciudad, antes alemana, se perciben tanto las cicatrices de la historia pasada como los importantes desafíos de futuro. Apenas a unos kilómetros de Gdansk está el primer campo de concentración nazi, Stutthoff, que nos recuerda los horrores de nuestro pasado que no den repetirse. A unos kilómetros más, la amenaza de Rusia nos recuerda la necesidad de reforzar la defensa europea.

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