Tierra de palabras

Epifanía

Esta mañana de Navidad, hace escasos momentos, he vivido una experiencia que definiría como una epifanía

Tanto en el esmerado diccionario de María Moliner como en el ideológico de Casares, ambos imprescindibles desde la Universidad, la única definición que aparece del vocablo epifanía es la referida a la festividad que se celebra el 6 de enero en el que se conmemora la adoración de Jesús por los Reyes Magos. En la edición del DRAE, que lleva conmigo quince años, asoma una nueva acepción en la ventana del término apareciendo además en primer lugar, antes que la festividad religiosa: "Manifestación, aparición". Por último, consultando en la página oficial del diccionario en las redes, por actualizar lo que el de mi edición dice, encuentro que añade una alternativa: "Manifestación, aparición o revelación".

Una epifanía hace alusión a cualquier tipo de elemento que se manifiesta de una forma inesperada, sea divino o no. Así, una buena idea que aparece de repente puede ser una epifanía. En el sentido filosófico podría interpretarse como una profunda sensación de realización al comprender la esencia y naturaleza de las cosas. A nivel literario, fue James Joyce el que aplicó por primera vez el término refiriéndose a pasajes aparentemente cotidianos y rutinarios de la vida de un individuo que al mismo tiempo son capaces, de repente, de adquirir un sentido tal que nos hiciera comprender la esencia de ese personaje emergiendo para el lector una información reveladora. Este efecto lo consiguió Joyce a través de técnicas literarias de realismo y el naturalismo, por un lado, y del simbolismo por otro. En nuestro país fue Azorín quien empleó la epifanía literaria para simbolizar la quietud, la infinitud del tiempo a partir de narraciones al detalle sobre costumbres ancestrales de los campesinos de Castilla.

Así que, teniendo en cuenta que la epifanía es la aparición o manifestación a partir del cual se revela un asunto importante… esta mañana de Navidad, hace escasos momentos, he vivido una experiencia que definiría como una epifanía. A fin de cuentas, no soy más que un personaje que moldeo y que vive libre o atrapado, según sea el caso, en sus propias proyecciones. Paseando por un sendero bordeado de salvaje naturaleza, bien temprano, me pillé enredada en un tema recurrente y perjudicial. La revelación, inesperadamente, se abrió camino: "Es muy importante lo que permites entrar en tu mente porque ello es lo que va a gobernar tu vida y va a decidir por ti…"

Respirando profundo el frescor de la mañana conseguí serenar la mente y en el silencio más absoluto… seguí la senda.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios