Gumersindo Ruiz

El signo del Eurion

Tribuna Económica

18 de junio 2024 - 00:00

En un artículo anterior señalábamos la solidaridad entre países y regiones, la fortaleza del euro y una fiscalidad armonizada, como tres temas para el nuevo Parlamento europeo. Un cuarto tema que provoca discusión en la Unión Europea es la política medioambiental; el parlamento saliente aprobó con urgencia una normativa de defensa de la naturaleza y, aunque no de forma rigurosa, responsabiliza a las empresas de informar de posibles daños medioambientales por parte de proveedores, lo que va a encontrar rechazo en el nuevo Parlamento Europeo. La protesta del sector agrario, de la que se aprovecha electoralmente el populismo, cerró en falso la necesidad de que el sector utilice los abundantísimos fondos europeos para una transformación en la forma de producir, y reducir impacto de huella de carbono. También, la tecnología y producción industrial verde hay que desarrollarlas en todo el espacio europeo, donde regiones más decididas que otras aprovechan los fondos para esta nueva industrialización.

Un quinto punto es que el Parlamento tendrá que definir posiciones en el ámbito internacional. Se ha avanzado mucho en la independencia energética, pero no es ya tan fácil consensuar la posición de algunos países ante Rusia, con el reforzamiento en el Parlamento de tendencias peligrosamente cercanas a Putin; esto dará lugar en los próximos meses a enfrentamientos parlamentarios, sobre todo en ayuda militar. La política hacia dentro y fuera se complica cuando tiene que ver con derechos civiles y derivas autoritarias, y en el caso de Israel se polarizarán las posiciones de a quiénes les repugna la verdad de la masacre y destrucción que se lleva a cabo y quienes la ignoran. En su 50 aniversario, el respetado Transnational Institute, de Ámsterdam, publica el informe Partners in Crime sobre las relaciones entre la Unión Europea e Israel, donde comprobamos que los lazos en tecnología militar y cibernética, en investigación, universitarios, son tan fuertes –los de España sin duda–, que no es imaginable una estrategia de aislamiento, pero también es un cargo de conciencia cuando un aliado dominado por una facción de extrema derecha como ocurre en Israel (“Netanyahu es un desastre para Israel –dice Ariel Emanuel en FT 7 de junio–, y su único objetivo es escapar de la cárcel”), se sirve de armas muy avanzadas, desarrolladas conjuntamente, para lo que cualquiera con un poco de sentido ve que son crímenes de guerra.

Habrá que seguir la posición del Parlamento de Europa ante la inteligencia artificial y la tecnología de la comunicación y la información, frente a los poderes que las dominan, la manipulación y su utilización maligna por parte de estados soberanos. Una vez oí sobre nuestros billetes, donde el Eurion forma cinco círculos escondidos en el papel con la propiedad de que no son fotocopiables, que un hombre, en una conferencia de hackers, comentó que estaba considerando tatuarse la cara con el signo del Eurion para que nadie pudiera procesar fotografías suyas. No sé si será verdad o una fantasía, pero tantas ficciones se están volviendo realidades, que no es extraño que la posibilidad de manipulación de nuestros datos y de nuestra propia identidad propicie estas paranoias de ocultamiento.

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