secretos de familia | Crítica de teatro

Memoria, secretos y amor

Asunción Sanz, Alba Suárez y Mercedes Bernal junto al director Javier Ossorio.

Asunción Sanz, Alba Suárez y Mercedes Bernal junto al director Javier Ossorio. / Pablo Gil

Javier Ossorio retoma la obra que Ignasi Vidal llevó a las tablas en  2016, Memoria o desierto. Con un nuevo título, Secretos de familia,  combina a la perfección el drama con la comedia. Momentos íntimos entre tres hermanas que se han distanciado y que se unen en el velatorio de su padre muerto.

Los secretos, nunca enfrentados de la familia, son la piel y la carne de esta obra que engancha desde el principio y que no deja de sorprender en cada vuelta de tuerca en el que el texto de Vidal, bien escrito y lleno de matices nos va envolviendo en una trama en el que las tres mujeres, muy distintas entre ellas, se enfrentan unas a otras para perdonarse, reencontrarse y poder retomar sus vidas. Ignasi Vidal consigue, con ciertas dosis de melodrama, momentos de verdadera comedia que sirven de trasfondo al oscuro pasado del padre que sobrevuela toda la obra.

Javier Ossorio cuenta con un elenco impecable, Asunción Sanz, la hermana mayor, abogada, que permaneció junto al padre hasta su muerte. Mercedes Bernal, la más desconsolada, poseedora del terrible secreto que pivota en la obra y que trabaja en el desierto ayudando a sus semejantes y Alba Suárez, la pequeña, psicóloga,  llena de alegría de vivir y que será la que simbolice el final que las separe de la maldición familiar.

La dirección de Ossorio es suave, deja trabajar a sus actrices consiguiendo que conformen un todo entremezclando entre ellas una sinfonía que va creciendo envolviendo a las tres intérpretes y al público.

Teatro de texto impecable que enamora al público, un acierto para la cartelera, que, de momento, ha respondido agotando todas las localidades.

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