Feria de La Línea

Un mercadillo en el recinto ferial

  • La Feria también ofrece numerosos puestos para encontrar artículos de todo tipo a precios asequibles que son frecuentados por centenares de personas durante estos días

Año tras año, si hay algo que nunca falta en la Velada y Fiestas de La Línea son los puestos del mercadillo. Bisutería, complementos, textil, calzado, gafas de sol, música; todo lo que alguien busque lo podrá encontrar sin duda en este lugar.

Decenas de puestos se sitúan en la entrada del recinto ferial. Cada año son más extranjeros llegados de Sudamérica, África y Asia los que montan sus tenderetes para ofrecer una gran variedad de productos. Catalina Rodríguez y Camilo Jaramillo son un matrimonio de Colombia que llevan cinco años trabajando por todas las ferias de Andalucía y todos los años hacen una parada en este municipio. "Nosotros vendemos collares y pulseras sobre todo, pero también algunas cosas típicas de nuestro país", señalaron los vendedores.

La compra en los mercadillos de feria se ha vuelto una tradición todos los años. No hay  ningún linense que se resista a comprar algo de recuerdo de esa Feria. Sin embargo, algunos comerciantes afirman que "las ventas no están para tirar cohetes". Así lo aseguró Federico García, propietario de un puesto de bisutería. Este malagueño es fijo en la Feria de La Línea desde hace 24 años y asegura que "el negocio de los puestos está más flojo que otros años, aunque esperemos que no acabe muy mal", comentó en un tono esperanzador.

Otros lo tienen mucho más complicado, como es el caso de Salvador Aguilar, que viene de Estepona desde hace 15 años. Su puesto se basa en la venta de música original y desde hace muchos años sufre fuerte competencia de la venta de discos compactos  ilegales e internet. "Sólo me dedico a vender música flamenca y rumbas. Además, tengo dvd´s originales de cantaores clásicos. Son productos que muy pocos vendedores traen, pero la venta está mal por todos lados", afirmó el comerciante.

Saray Duong Piña viene desde Campamento con su familia a vender en un puesto de "bisutería y un poco de todo", apuntó la joven. Este negocio familiar se planta cada verano en La Línea desde hace más de 20 años y tiene que ingeniárselas para tener una buena noche de venta. "Intentamos tener los mejores precios y ponemos algunas ofertas. Mucha gente intenta regatear, pero nosotros no nos podemos dejar", dijo Saray.

Entre tanta variedad de artículos cualquiera se vuelve loco en esta Feria, sobre todo las mujeres, ya que la mayoría de los productos están dedicados a ellas. "Yo no puedo venir a los puestos sola, me gusta todo y al final, después de pensármelo dos veces me acabo comprando bolsos, pendientes y pulseras sobre todo", contó Estefanía Reyes, una linense que miraba los puestos.

Ahora sólo queda darse un paseo por la Feria y echarle un ojo a la gran variedad de artículos que nos ofrecen estos puestos.

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