Tercera división

El milagro de la Unión (1-0)

  • Los barreños obran una heroica salvación de la mano de Carlos Ríos tras vencer al Utrera en casa con un gol de Juanma y beneficiarse de la derrota del Alcalá con el Sanluqueño.

Jugadores y público celebrando la permanencia / JORGE DEL ÁGUILA

No hay salvación imposible para la Unión Deportiva Los Barrios. Los gualdiverdes volvieron a obrar el milagro por segundo año consecutivo. Esta vez apelaron al más difícil todavía de la mano de Carlos Ríos, un técnico que ya ha conquistado el corazón de la afición barreña para siempre. La Unión se ganó a pulso la permanencia en Tercera división tras vencer al Utrera (1-0) y beneficiarse del triunfo del Sanluqueño en Alcalá (0-2). La afición barreña, espoleada por el Comando Chicharrón, no tuvo que echar más cuentas y desató una fiesta sobre el césped del San Rafael que después trasladó al recinto ferial de la Villa.La Unión vivió un día histórico y no es para menos. El club consumó una salvación de ésas que será recordada por años y que servirá en el futuro como ejemplo para esos equipos que lleguen el ecuador de la temporada casi desahuciados y se nieguen a arrojar la toalla. Cuando Carlos Ríos tomó las riendas a finales de diciembre, la Unión era última con solo trece puntos, a nueve de los puestos fuera de peligro. El entrenador, que también dirigió a la Balompédica, escapó ayer del descenso con 43 puntos, dos más que el Atlético Onubense y el CD Alcalá, los dos que sufrieron ayer mismo el lado más amargo de este bendito deporte.

Los barreños cumplieron su parte y remataron una segunda vuelta con números de aspirante a la liguilla. Atrás quedan los cambios en el banquillo y de más de media plantilla, la llegada del grupo inversor de Dubai y la irrupción en el momento clave del Comando Chicharrón, esa peña de hinchas que insufló un chute extra de fuerza y animó sin importar el resultado.

La euforia se apodera de los jugadores y la afición / JORGE DEL ÁGUILA

Los gualdiverdes libraron un partido con unas connotaciones especiales por cuanto que no dependían de sí mismos y por cuanto el rival llegaba con los deberes hechos y con las habituales suspicacias hiciera lo que hiciese. El Utrera, vaya por delante, dignificó la profesión, trató de jugar y no se escondió, pero evidenció esa tranquilidad del que sabe que ya no corre riesgos. Muy al contrario, la Unión desprendió nerviosismo y algo de precipitación en la primera mitad.

El duelo, de hecho, arrancó alocado con ocasiones para unos y otros. El Utrera pudo marcar en un par de llegadas, la primera fruto de una pérdida de Adrián al sacar el balón, y Copi dio el primer aviso barreño. Todo esto en solo tres minutos.

Los de Ríos se dejaron ver a balón parado, en los saques de esquina, ante un rival que movió el balón y demostró tener argumentos para aguar la mañana. Los utreranos incluso se emplearon con dureza en una arrancada de Pirulo por banda que fue sesgada con una dura patada. Ekedo asomó en un córner y Adrián sacó una buena mano antes de que el descanso dejase las cosas como estaban, también en el Alcalá-Sanluqueño.

Poco antes del intermedio el central visitante Esteban vio dos amarillas casi seguidas y dejó al Utrera con diez. La segunda amonestación llegó al cortar un avance de Pirulo con las manos desde el suelo.

Nada más comenzar la segunda mitad, la Unión dio el necesario paso al frente, ahora sí con algo más de serenidad, consciente de que la superioridad numérica jugaba a su favor. Copi tuvo una nueva intentona en sus dominios pero el verdadero peligro llegó cuando Biri apuró hasta el final del carril derecho y centró. De las botas del jerezano nació el gol de la Unión en el minuto 51. El improvisado lateral metió el balón en el corazón del área y allí remató por veces Juanma, la primera al meta Ayala y la segunda, al fondo de la red. El gol del algecireño Juanma, ya en proceso de adopción barreña, alivió el ambiente de tensión en el San Rafael. El conjunto de Carlos Ríos protagonizó alguna que otra acometida, pero lo cierto es que el Utrera se negó a ser encerrado y buscó las contras con mucho criterio aunque sin la más mínima puntería.El reloj empezó a correr y la Unión, inconscientemente, procuró no meter la pata. Sobre todo cuando desde las gradas llegaron los cánticos de alegría por los dos goles del Sanluqueño en Alcalá. Llovieron los cánticos para el club hermano de Sanlúcar, de donde es Carlos Ríos.

Los gualdiverdes concluyen en la decimoséptima posición del grupo, pendientes de los posibles ascensos para evitar un hipotético descenso federativo.

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