La Balompédica está decidida a enviar a la UCI a buena parte de su hinchada o a que algunos de los que forman parte de la misma claudiquen y dejen de ir al estadio. Lo que se antojaba un plácido final de temporada empieza a convertirse en un angustioso tránsito hacia una permanencia que se hace esperar más de lo debido y que recuerda dolorosamente al de la campaña pasada. Y que acabe como entonces. Los albinegros enlazaron ayer su octava jornada sin ganar, la quinta sin anotar un puñetero gol y a pesar de todo aún tienen un ¿tranquilizador? colchón de seis puntos sobre la plaza de promoción. De aquel equipo alegre y vertical que llegó a poner contra las cuerdas al mismísimo Melilla hace dos meses parece que no queda nada. De la paciencia de sus aficionados, tampoco.

El Municipal se ha convertido en una trampa insalvable para la Balona. La necesidad de ganar, la de agradar a los que aún asistentes a la grada, los planteamientos de sus rivales -generalmente bastante rácanos- y los cada vez menos recursos del arsenal albinegro maniatan a los futbolistas de casa, que no son capaces de transmitir nada. Ayer, ante un rival tan mediocre como lo es hoy por hoy esta Balompédica, apenas se dejaron ver algo en el primer periodo y nada en el segundo.

Los clásicos hubiesen comenzado la crónica hablando de empate justo por cuanto cada uno de los equipos mandó y disfrutó de ocasiones en un tiempo. Lo hubiesen clavado. Con un matiz, las oportunidades de los de La Línea las malograron sus jugadores sin oposición del rival.

Sin hacer un gran fútbol, el equipo de Julio Cobos salió más centrado en la primera mitad, con cierta profundidad. No habían transcurrido cuatro minutos cuando Carrión puso un centro extraordinario en el mismo borde del área pequeña, donde estaba José Ramón. Aún es complicado explicar cómo pudo mandar su disparo a esa distancia fuera de la portería.

En el 28' fue Gonzalo Almenara el que consiguió llevar el esférico al segundo palo, donde a Sergio Molina tampoco llegó por milímetros. Al malagueño se le veía acelerado, impaciente, como si supusiese que el final de su temporada y quien sabe si el de su paso por la Balona estaba cercano.

Los linenses aún tuvieron un acercamiento más en el final del primer periodo y un último nada más arrancar el segundo tiempo, en un disparo de Gonzalo Almenara que se fue medio centímetro por encima del marco.

En ese momento se le apagó la luz a la Balona, que acabó desgranándose con la entrada del visitante Javi Casares y la lesión de Sergio Molina, casi sucesivas.

Los de casa se enredaron en sus grilletes, más mentales que físicos, y ya en el 54' Alberto tuvo que realizar su primera parada, su primer paradón, cuando Bruno Herrero lo fusiló después de que lo dejasen entrar en el área... como a Bruno por su casa.

En el 67' Lolo Guerrero ganó la partida en un córner y Buba, a un metro del marco, repitió lo de José Ramón nada más empezar el encuentro y cabeceó fuera.

Los rostros de los balonos se iban descomponiendo a medida que avanzaba el cronómetro. Los fantasmas de las últimas jornadas se paseaban a sus anchas por el terreno de juego y por el cemento del vetusto Municipal. El miedo a perder se palpaba. Hasta el punto de que en el 92' en una falta lateral, en otra falta lateral, la Balona permitió a Pau Franch cabecear dentro del área. Esta vez el fútbol indultó a los de casa y el esférico se marchó fuera por poco.

La agonía continúa. Y no estaría más que esta Balona hiciese algo para que acabe cuanto antes. Ni los seguidores ni posiblemente los que están sobre el césped merecen tanto sufrimiento.

Alberto HH

Gonzalo Almenara H

Carrión H

Olmo H

Mario Gómez H

Juampe H

(Gato, 65') l

Ismael Chico H

Elías Pérez l

José Ramón l

Sergio Molina l

(Stoichkov, 50') l

Wilson Cuero HHH

(Maurí, 77') sc

David Ramírez s.c.

Gabi Ramos H

Juanje Torreón H

Zamora H

Lolo Guerrero H

Raúl Palma HH

Jacobo l

Bruno Herrero H

Buba HH

(Pau Franch, 75') sc

Galindo H

(M. Begines, 83') sc

Óscar Martín l

(J. Casares, 59')' HH