Un hogar por Navidad: la ONG de la “señorita Lola” busca familias en el Campo de Gibraltar para acoger a niños ucranianos
La organización se prepara para ofrecer refugio y cuidados a menores que viven entre la guerra y la pobreza, y anima a inscribirse antes de que finalice septiembre
En un pequeño local de la calle Irlanda de Algeciras, se reúnen cada jueves los miembros de la ONG Niños de Ucrania y Andalucía, nacida en 2003 y presidida desde 2006 por Lola Pérez, conocida por todos como “la señorita Lola”. Este verano, debido al calor y a la falta de aire acondicionado, las reuniones se celebran en su propia casa. Al frente de un equipo joven y entregado, Lola coordina un proyecto que lleva casi dos décadas tendiendo puentes de solidaridad entre Andalucía y Ucrania.
La ONG trabaja con dos objetivos claros: acoger en verano y en Navidad a niños y niñas ucranianos —un respiro para estos pequeños que viven entre el miedo, la guerra y la pobreza— y enviar ayuda humanitaria a sus familias para mejorar su calidad de vida cuando regresan a casa. “Cuando están aquí, los niños dejan atrás los miedos por un tiempo, recuperan peso, los llevamos al médico, al dentista…”, explica Lola.
Pero no siempre es fácil apartar el miedo. Algunos, en la feria, al escuchar los fuegos artificiales, se quedaban paralizados. “Yo le decía, come —recuerda Lola—, pero ella me miraba y respondía que no, que venían las bombas”. Esos segundos de terror traían de golpe las escenas que intentan olvidar.
Mientras los pequeños ríen en las playas o descubren la feria, en Ucrania la ayuda no se detiene. A través de una traductora que actúa como enlace y representante de la ONG en el país, se reciben los envíos desde España, se contrata mano de obra y se gestionan las mejoras en los hogares: un baño nuevo, un techo reparado, la perforación de un pozo para agua corriente… Incluso compraron una casa para una familia que lo había perdido todo en la guerra, por 3.000 euros sufragados con las aportaciones de los socios.
El caso de este verano ilustra su impacto: cinco hermanas han pasado sus vacaciones en el Campo de Gibraltar mientras en su hogar, en Ucrania, la ONG construía un pequeño cuarto con aseo y bañera. “Falta mucha higiene en las familias. Se ven obligados a hacer sus necesidades en el campo de noche y los niños no quieren ir, les da miedo, así que muchos se lo hacen encima”, relata Lola.
La guerra ha encarecido el gas hasta límites inasumibles y muchas familias dependen de hornos para cocinar y calentarse. De cara al invierno, la ONG ya está enviando carros de leña para que puedan hacer fuego, así como sacos de harina, azúcar y semillas para la siembra —la patata es un alimento básico en su dieta—. También ayudan a orfanatos, antes con reparaciones como puertas o camas, y ahora con productos de primera necesidad como generadores, adquiridos gracias al patrocinio de la APBA (Autoridad Portuaria Bahía de Algeciras).
Este verano, 35 familias de Algeciras, La Línea, Los Barrios, San Roque, Tarifa y la Costa del Sol han acogido a 55 menores entre el 7 de junio y el 24 de agosto. El número de niños que pueden venir depende siempre de las familias disponibles, por lo que la ONG lanza un llamamiento urgente para la próxima Navidad. La campaña se desarrollará del 15 de diciembre al 24 de enero, y el plazo para inscribirse como familia de acogida finaliza a finales de septiembre.
Las solicitudes pueden enviarse por email ucraniayandalucia@hotmail.com o a través del teléfono 629 62 24 89. Los requisitos, los mismos que establece la Junta de Andalucía, incluyen DNI, certificado de delitos de naturaleza sexual y certificado de antecedentes penales, seguidos de reuniones y entrevistas. “Muchas familias no quieren separar a los hermanos y acogen a varios. Otras alojan en la misma casa a varios niños sin relación entre sí”, explica Lola.
Además de la guerra, algunos menores arrastran secuelas del desastre de Chernóbyl. “La gente cree que ya no, pero sigue muy presente. Tenemos una niña de seis años a la que no deja de sangrarle la nariz y descubrimos que era un problema de tiroides. Luchamos para que un médico pueda atenderla antes de que se marche, porque la cita que le han dado es en septiembre, cuando ya habrá vuelto a Ucrania”, lamenta.
Quienes no puedan acoger pueden colaborar como socios a través de la web y apoyar durante todo el año. Para Lola y su equipo, cada niño que llega es una oportunidad para cambiar una vida, aunque sea por unas semanas. “Los niños están muy abandonados, hay mucha necesidad”, recuerda.
En Navidad, lejos del frío y de las bombas, estos menores encontrarán algo más que un techo: encontrarán un hogar donde celebrar, reír y, por un tiempo, olvidar.
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