Desviado a Málaga otro vuelo de British Airways que había fijado Gibraltar como destino a sabiendas del mal tiempo
El avión, que despegó de Heathrow, tenía previsto su aterrizaje a las 13:20 en el aeropuerto del Peñón, con vientos previstos de 80 km/h
España permite la entrada sin visado de ciudadanos extracomunitarios de un vuelo a Gibraltar desviado a Málaga

Algeciras/Las previsiones meteorológicas anunciaban desde hacía días que el Campo de Gibraltar iba a verse azotado por lluvias y fuertes vientos de hasta 80 km/h que iban a hacer difícil la circulación en coche. También, obviamente, el vuelo de los aviones que a diario utilizan el pequeño aeropuerto de Gibraltar, con poco más de kilómetro y medio de pista.
Esta circunstancia no impidió, sin embargo, que la compañía British Airways programase un vuelo desde el aeropuerto londinense de Heathrow con llegada a las 13:20 a Gibraltar, coincidiendo a esa hora con rachas de viento previstas de 80 km/h. Esta circunstancia provocó que la aeronave, ya en vuelo, pidiera permiso para aterrizar en el aeropuerto de Málaga, como así sucedió.
La decisión de las autoridades españolas de dar luz verde a ese aterrizaje, el segundo similar en menos de 24 horas tras otro “no programado” la noche anterior -también en el Pablo Picasso, a cargo de otro avión de la misma compañía- se ha convertido desde hace años en norma, sin explicación oficial alguna, pese a que debería ser excepcional y aplicable solo en situaciones realmente imprevistas.
El Gobierno de España, al menos oficialmente y sobre el papel, no facilita o no debe facilitar las operaciones en el aeropuerto llanito, ya que éste está construido ilegalmente en el istmo de Gibraltar por la Royal Air Force (RAF), en una zona no cedida en el Tratado de Utrecht. La fuerza aérea británica, de hecho, sigue siendo titular y responsable de las instalaciones al tratarse de un enclave estratégico para sus operaciones, de tal forma que los vuelos civiles están supeditados a los usos militares.
Cuestión de seguridad
Al margen de la disputa aparentemente irresoluble entre España y Reino Unido en torno a la soberanía del istmo, la llegada a Málaga de esos vuelos comporta, además, un problema añadido que atañe a la seguridad de la UE. A bordo de esos aviones hay pasajeros británicos y no británicos que, para entrar en el espacio Schengen, necesitan pasar por el control de pasaportes y especificar los motivos de su viaje, además de otros requisitos. En el caso de los no británicos, muchos de ellos necesitan también de un visado específico.
Si no pasa nada fuera de lo normal, las compañías aéreas se encargan de que esos pasajeros, nada más llegar a Málaga y pasar los controles, se monten en un autobús con destino directo a Gibraltar, pero no hay una autoridad española que vele por ello y que garantice que todos los pasajeros llegan a la colonia británica: si alguno decide no montarse en el autobús o apearse de este a mitad de camino en una parada, habría entrado de forma ilegal en el espacio Schengen.
Como desveló Europa Sur, en el caso del vuelo del domingo, 26 de enero, entre los 130 pasajeros que iban a bordo había varios ciudadanos asiáticos a los que, incluso, se les franqueó en Málaga la entrada en España, aun sin visado. En el vuelo de este lunes, entre las 121 personas que viajaban figuraban cuatro indios, tres chinos, dos filipinos y un pakistaní, sin que haya trascendido si llevaban el correspondiente visado para acceder a España y, por ende, a la UE.
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