'Los tiempos de la memoria', un vistazo a los 40 años de arte de José Antonio Pérez de Vargas

El artista José Antonio Pérez de Vargas (Algeciras, 1947), artísticamente conocido como Vargas, presenta hasta el 16 de marzo en el Instituto de América de la localidad granadina de Santa Fe una muestra estéticamente embriagadora bajo el título Vargas. Los tiempos de la memoria. Una exposición retrospectiva (1982-2022). Una muestra que, a mi parecer, no es simplemente una retrospectiva. Es un mosaico de voces, técnicas y miradas que han dado forma a la obra de Vargas presente en esta exposición bajo los más variados soportes: lienzos, objetos, cartones, papeles y obra gráfica que trazan un mapa de pluralidad y diálogo porque el arte contemporáneo trasciende el objeto físico para convertirse en un motor de encuentros y un catalizador de conexiones humanas y artísticas.

Conocí la obra de Vargas en un ya lejano 1976, cuando expuso sus enervantes grafías en la mítica galería Carteia de Algeciras, y siempre me cautivó el elevado sentido estético que se desprendía de las mismas. Es una característica esencial de su labor artística a lo largo de su trayectoria en la que subyace esa pulsión hacia la pintura sevillana de Carmen Laffón, Joaquín Sáenz o Teresa Duclós y en la que, como dice Mario Colleoni, el historiador del arte especializado en el renacimiento italiano tan del gusto de Vargas, en el catálogo de la muestra de Santa Fe hay tres inquietudes que vertebran su lenguaje artístico: arquitectura, geometría y caligrafía como un poema arquitectónico pintado con líneas.

A la exposición le acompaña un esmerado catálogo con textos de Pablo Sycet, comisario o artífice de la muestra -como le gusta denominarse-, Mario Colleoni y unos bellos poemas de Ignacio Gómez de Liaño.

Los tiempos de la memoria es, en esencia, una celebración viva que no solo honra la trayectoria artística de Vargas, sino que también señala el devenir de la misma. Porque aunque se conmemoren cuatro décadas de su arte, el itinerario artístico de Vargas sigue mirando hacia adelante, soñando con lo que está aún por construir en el fascinante mundo del arte contemporáneo que envuelve su obra. Al fin y al cabo, como dice Leopardi, “el naufragar me es dulce en este mar”.

Eduardo Saénz de Varona es doctor en Derecho y miembro del Instituto de Estudios Campogibraltareños