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ORIENTE PRÓXIMO
Muchas ciudades andaluzas han sido testigos estos días pasados de manifestaciones con la bandera del Estado Palestino como protagonista, Algeciras entre ellas. A su vez, en las redes sociales y los medios de comunicación se han vertido encendidas críticas al grupo Hamás y a su “salvaje modus operandi” durante su incursión mortífera en el sur de Israel y la captura de rehenes, 33 de ellos niños, el pasado 7 de octubre. Casi un 80% de los españoles considera a Hamás como grupo terrorista (según encuesta de DYM para Grupo Henneo), secundando así la posición oficial de la Unión Europea.
La división en la opinión pública no se establece, sin embargo, entre quienes apoyan a un bando o al otro; más bien la polarización ha tenido lugar entre los que se solidarizan con las víctimas inocentes del conflicto, sean del lado en que se encuentren, frente a los que, por su parte, toman posiciones en favor de uno u otro bando en función sobre todo de afinidades étnicas y religiosas. La militancia política en los partidos considerados extremistas (de izquierda y de derecha) se revela también, según las encuestas, como un factor decisivo en la escora personal en favor de uno de los bloques.
El actual conflicto armado entre Israel y Gaza (o entre el Gobierno de Natanyahu y Hamás), cuyo detonante fue el ataque por sorpresa de las milicias de Hamás a Israel el pasado 7 de octubre, provocó de inmediato una ola de irregulares reacciones internacionales. La presencia de relevantes comunidades judías o árabes en las sociedades de muchos países ha llevado a esos gobiernos a posiciones equidistantes y declaraciones ambiguas.
La mayoría de los países de América Latina mantienen a día de hoy una posición oficial a favor de Israel. Solo Nicaragua, Venezuela y Cuba justificaron la matanza y toma de rehenes del 7 de octubre y no condenaron a Hamás (según el Real Instituto Elcano). Son estas naciones, curiosamente, las mismas que apoyaron a Putin en su agresión a Ucrania.
La Unión Europea parece haber encontrado por fin su posición oficial ante la escalada bélica: apoya a Israel aunque con expresa y materializada solidaridad con las víctimas civiles de Gaza. Francia se desmarcó del grupo de los veintisiete prohibiendo en su territorio las manifestaciones de apoyo a Palestina. Alemania ha prohibido, por su parte, el uso de la bandera de Hamás.
Madrid se ha esforzado en diferenciar entre Hamás y Palestina, expresando su deseo de reconocer al Estado Palestino. Un 33% de españoles apoya esta postura del Gobierno, y un 40% ve mejor opción la posición de la Unión Europea. De la ya referida encuesta de DYM se deduce que el 43% de los españoles no tiene simpatía ni antipatía por Israel, porcentaje que sube al 47,6% cuando a los encuestados se les pregunta por Palestina.
Sorprende, a la luz de esta encuesta y de otras parecidas, las manifestaciones que han protagonizado algunos ciudadanos en la vías públicas. Concentraciones, sentadas y minutos de silencio han sido convocados en prácticamente todas las importantes ciudades andaluzas, aunque con una respuesta insuficiente según los organizadores. En la mayoría de los casos, los llamamientos a las manifestaciones en favor de Palestina procedían de grupos a la izquierda del PSOE o de colectivos formados por ciudadanos musulmanes de origen marroquí.
A pesar de los muchos empeños de los convocantes, prácticamente ninguna de estas concentraciones ha reunido a un significativo número de manifestantes: en el mejor de los casos han rozado el millar. Las masivas manifestaciones de apoyo a Palestina celebradas en países islámicos como Egipto, Yemen, Jordania o Irak, por ejemplo, no han tenido reflejo alguno en Andalucía a pesar de los más de 400.000 musulmanes que viven en la comunidad autónoma y a pesar, también, de los llamamientos a manifestarse efectuados desde el seno de casi todas las comunidades islámicas andaluzas.
Aún más tímidos han sido, si cabe, los llamamientos públicos a manifestarse en Andalucía a favor de Israel; en Madrid sí tuvo lugar, con claras condenas a Hamás y el respaldo al derecho a la legítima defensa, una concentración de unos dos mil manifestantes convocados por las comunidades judías españolas.
Expertos en radicalización islámica alertan sobre la utilización en las redes sociales, por parte de fundamentalistas, de imágenes cruentas de las víctimas gazatíes del conflicto. “Los radicales están logrando unir en torno a Palestina a musulmanes de países muy distintos”, afirma un comisario del Cuerpo Nacional de Policía que prefiere no identificarse: “Nos preocupa que esa propaganda a favor de Hamás genere una tensión que no resuelve nada ni interesa a nadie”, dice desde su despacho a Europa Sur.
Llama la atención la diferente actitud de apoyo a Palestina de los marroquíes de un lado y otro del Estrecho: mientras en Casablanca se han movilizado decenas de miles de personas convocadas por el llamado Frente Marroquí de Apoyo a Palestina y contra la Normalización, en Andalucía los convocantes solo han conseguido presencias simbólicas de ciudadanos de origen marroquí.
Más sorprendente resulta, a ojos de los expertos en islam, el posicionamiento de ciertos musulmanes magrebíes en favor de Hamás y Hezbolá, estando constatada la dependencia financiera de estas milicias hacia el chiísmo iraní, al que el islam sunnita considera una herejía del islam. Que Irán está consiguiendo en este conflicto nuevas cotas de aceptación y reconocimiento entre la comunidad islámica internacional es un hecho que no escapa a los islamólogos.
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