De agua
Diafragma 2.8

La hay bendita, de coco, menores, salada y dulce. Y cae en forma de aguacero, chaparrón, chubasco, precipitación, borrasca, tormenta, tempestad, tromba, diluvio, calabobos, sirimiri, orvallo. Hay mil formas de llamarla, pero maravillosa en todas sus formas es ese maná que nos regala el cielo. Este fin de semana ha tenido la gentileza, sin avisar, de llegar a nuestra tierra y regar de vida parques, calles, arroyos, pantanos y huertas, aliviando en algo está pertinaz sequía. Es cierto que, como bien dice el refrán de la lengua del maestro Cervantes, "nunca llueve a gusto de todos". Pero si quieres ver el arco iris tendrás que esperar a que las nubes vacíen sus gotas sobre nosotros, es ley. Pocos fenómenos meteorológicos tienen tanta magia como ella. Musa de poetas y artistas de todos los tiempos, la lluvia evoca paz y armonía, invita a recluirse y a reflexionar sobre la vida y su sonido sobre la ventana cuando estás en tu butacón es una droga legal que engancha. Por eso pienso que la vida es como caminar bajo ella: eliges si te escondes o te mojas. Yo me mojo.
He dicho.
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