Historias del coronavirus

La Línea y Alcalá del Valle, lo que los abuelos han unido

  • Familiares de los mayores que fueron acogidos en la residencia Tiempo Libre cuentan la experiencia, agradecen el trato sanitario y valoran "la calidad humana" de los linenses

Maribel Rubira, una de las ancianas de la residencia de Alcalá, en El Burgo de La Línea.

Maribel Rubira, una de las ancianas de la residencia de Alcalá, en El Burgo de La Línea.

Lo que los abuelos han unido no lo separará ningún virus. El vínculo forjado entre La Línea de la Concepción y Alcalá del Valle quedará para siempre a través de las historias de las 28 personas que pasaron el coronavirus en la residencia Tiempo Libre. La gran mayoría de esos héroes de avanzada edad ganaron el pulso a la enfermedad y ya están de vuelta en casa, en Alcalá.

Sus familiares, afincados o naturales casi todos en la Serranía de Ronda, comparten un agradecimiento que va más allá de las palabras hacia los sanitarios y hacia la gente de La Línea por el trato y el cariño que sus mayores han recibido durante su particular exilio. Todo el dispositivo de atención a los ancianos -su salida de Alcalá del Valle, su llegada a La Línea y tratamiento en la residencia de Tiempo Libre, así como su regreso a su punto de origen- corrió a cargo de la empresa Samu, contratada ex profeso por la Junta de Andalucía.

El hermanamiento propuesto entre los alcaldes de La Línea y Alcalá del Valle será algo más que un gesto simbólico entre instituciones. Son muchos los lazos estrechados entre los residentes del centro alcalareño y sus familiares e innumerables personas que han colaborado para que los abuelos estuviesen atendidos a la perfección desde el mismo momento en el que salieron de su hogar hasta el último instante en el que regresaron: médicos, auxiliares, enfermeras, personal de ambulancias, psicólogos... y la gente de La Línea, vecinos que se volcaron para arropar a los abuelos y transmitirles fuerza.

"Tuve la suerte de poder despedirme de mi tía"

Mari Paz Orozco es alcaldesa de la pedanía de La Indiana, uno de los parajes de la Serranía rondeña, y familiar cercana de Salvador Becerra (80 años) y Elena Orozco (falleció en La Línea con 86), un matrimonio que fue trasladado a La Línea tras el brote que se produjo en la residencia de Alcalá del Valle y que obligó a la Junta a medicalizar el centro de Tiempo Libre, conocido popularmente como El Burgo.

"Mis tíos son como unos segundos padres para mí. Desde que se vinieron de Francia (emigraron como tantos otros andaluces), me crié con ellos", explica Mari Paz Orozco sobre Elena y Salvador. "No tuvieron hijos y eran de los más veteranos de la residencia de Alcalá porque llegaron hace nueve años. Siempre han estado contentos porque había un ambiente muy familiar", detalla.

Elena y Salvador, un matrimonio de la residencia de Alcalá que estuvo en La Línea. Elena y Salvador, un matrimonio de la residencia de Alcalá que estuvo en La Línea.

Elena y Salvador, un matrimonio de la residencia de Alcalá que estuvo en La Línea. / E. S.

A mediados de marzo y con la pandemia en su apogeo se produjo el traslado de los mayores. "Cuando se los llevaron nos cayó como una bomba, movimos cielo y tierra para obtener información porque en las primeras horas no sabíamos nada, ni adónde iban ni por qué. No quería que los movieran porque eran personas delicadas ya por su edad", recuerda Mari Paz. "Pero es verdad que esa incertidumbre duró poco porque nos llegó información, hubo gente que se preocupó y nos pidieron un voto de confianza, que yo personalmente concedí, y tengo que decir que la organización y el cuidado que han recibido han sido estupendos, genial en todo momento, y que siempre, siempre hemos estado informados", subraya.

"Desde el primer momento tuve apoyo psicológico, que es algo importante en la situación que hemos vivido", prosigue Mari Paz. "Y tuve la suerte de poder despedirme de mi tía, me pude desahogar gracias a una videollamada de las enfermeras, que fueron muy amables y acabaron llorando conmigo", se emociona. "Es una tristeza que tantas y tantas familias no se hayan podido despedir de sus seres queridos".

Mari Paz perdió a su tía Elena y vio como su tío Salvador salía adelante. "Elena era un roble, no tomaba pastillas ni nada antes de esto, los médicos estaban asombrados, pero el virus le buscó las debilidades; mi tío tiene lo normal de una persona de 80 años, fue asintomático y logró pasarlo", relata.

Aunque ahora la familia debe lidiar con la pérdida de Elena y especialmente su marido: "Salvador sabía lo malita que estaba mi tía, él lo ha vivido desde dentro y se lo ha tomado con naturalidad. La primera semana lo ha pasado mal, lógicamente, y ahora cuando hablamos me pregunta cuándo voy a ir a verlo, se anima y contamos los días para poder hacer la visita", trata de alegrarse Mari Paz.

Esta familia solo tiene palabras de agradecimiento para los linenses: "La Línea ha tenido un comportamiento ejemplar con nuestros abuelos, es un pueblo de gente encantadora. Me acuerdo del día que llevaron torrijas a los abuelos o el último día con churros para la despedida. Son detalles que ellos no van a olvidar. Me alegra que se vayan a hermanar con Alcalá porque hay que acordarse de esto y quedarse con todo lo bueno", reflexiona antes de mandar un último recado: "Doy las gracias a todos esos sanitarios y doctores, a la gran labor del equipo del Samu, el personal de la residencia, el alcalde y la gente de La Línea".

"Maribel ha tenido una estancia entrañable en La Línea"

Agustín Rubira es un pediatra jubilado hace unos años, natural de Úbeda pero afincado en Ronda y muy cercano a Alcalá del Vallé. En la sierra casi todo el mundo ha visitado alguna vez la consulta del doctor Rubira. Su hermana Maribel, de 72 años, es una de las mujeres que ha conseguido tumbar al virus en la residencia Tiempo Libre.

"Quiero expresar las gracias a la población de La Línea, a su alcalde y sus ciudadanos, y a los sanitarios por lo bien que han tratado a nuestros familiares. Es un agradecimiento que creo que es compartido por el resto de familiares", manifiesta Agustín.

"Maribel viene contenta de La Línea, dice que ha sido una estancia entrañable", prosigue el doctor, que explica que su hermana padece una parálisis cerebral infantil que le afecta en cierta medida al habla y a las actividades motrices, pero que antes, durante y después de este trance siempre mostró una salud de hierro.

"Maribel tuvo tos, dificultades respiratorias y fiebre, como una gripe fuerte", explica Agustín. "Catorce días después del positivo le hicieron la prueba y dio negativo, eliminó muy rápido el virus de su organismo. Ella goza de buena salud, es una persona saludable que apenas toma pastillas, yo le digo que ahora tiene mejor aspecto que antes", dice y deja lucir su buen ánimo.

"Lo que más nos preocupaba cuando todo esto se produjo (el traslado desde Alcalá hasta La Línea) era el estado anímico, que no se hundiera, que no pensara que la habíamos abandonado y nos queríamos deshacer de ella", reconoce Agustín.

"Lo peor fueron esas 24-48 horas de incertidumbre cuando los trasladaron. Me llamaron algunos vecinos, que me conocen, y me decían "se los llevan, se los llevan", alertados", recuerda. "Desde fuera nos llegaron noticias de que los habían recibido a pedradas y que la Policía los había defendido... [aquí le tiembla la voz y se hace un silencio]. Después vimos como el alcalde y el pueblo de La Línea reaccionó de una manera excelente. El cartel que pusieron que decía que los abuelos de Alcalá eran sus abuelos me emocionó mucho", confiesa Agustín, que no puede contener las lágrimas.

"Sé que la gente de La Línea se ha volcado, que les han llevado ropa y que el trato ha sido de maravilla", destaca. "Cada vez que podía ver a Maribel por Skype tenía una bata nueva y yo le decía que iba a venir de La Línea con un armario nuevo", bromea. "Hemos podido llamarla con regularidad gracias a que el personal sanitario ha sido muy amable".

El doctor Rubira lamenta los fallecimientos y traslada su pésames: "Fue algo muy triste porque son personas conocidas por todos nosotros. La residencia de Alcalá es como una pequeña familia y se va a hacer difícil volver viendo que nos faltan personas queridas".

"Ana es un rayito de luz, una esperanza para los mayores"

Paqui Sánchez es nuera de Ana del Valle, la abuela de Alcalá del Valle de 106 años que ya se ha hecho famosa por ser una de las personas más longevas en vencer el coronavirus. La rondeña ha sido noticia no solo a nivel nacional. "Ha salido en muchísimos medios, hasta de Estados Unidos nos han llamado", señala Paqui.

"La abuela se recuperó bien del virus aunque después sí ha estado algo más decaída, por eso queremos ser prudentes. Hemos decidido parar con el tema de las entrevistas pero queríamos hacer una excepción para expresar nuestro agradecimiento a todas las personas que han estado ahí y también a la gente de La Línea", afirma.

"Tengo que decir que los trabajadores de la residencia de Alcalá estuvieron al pie del cañón en todo momento, hasta estando contagiados seguían, y que después los de la residencia de Tiempo Libre igualmente han trabajado a pico y pala", destaca Paqui. "Nuestros mayores nunca estuvieron abandonados porque hay muchas personas que se jugaron el tipo desde el primer día".

Como sucede con casi todos los familiares, el día del traslado fue el principal shock de esta familia: "En un primer momento faltó información y nos cogió de sopetón a todos, pero me busqué la vida para saber de la abuela, de todos, de cómo estaban y me tranquilizaron pronto", confiesa.

"La abuela padece una demencia aguda y con la videollamada se ponía algo nerviosa, pero hablábamos por teléfono cuando se podía y tenía momentos de lucidez, y me preguntaba cuándo iba a ir a recogerla. Al principio no sabía qué pasaba y la tuvieron que sedar, con el paso de los días nos mandaban fotos y vídeos, y siempre ha estado muy bien cuidada", resalta Paqui.

"La Línea ha demostrado con creces la calidad humana que tiene, una motita negra no puede empañar el cariño de toda una ciudad", subraya Paqui Sánchez sobre el cariño que ha sentido de parte de la sociedad linense.

"Los linenses son encantadores y quiero expresar mi agradecimiento a todo el mundo y en especial a la farmacia Coello, ellos saben por qué", añade. "No tengo palabras para agradecer a médicos, sanitarios y todo el personal, son nuestros ángeles", dice con sentimiento.

Ana del Valle lleva ocho años en la residencia de Alcalá del Valle y es una persona con una historia personal de superación: "Ella es una persona de campo que siempre ha sabido reponerse a los obstáculos de la vida", relata Paqui. "Es una caso curioso porque pasó la mal llamada gripe española que se llevó a tantos millones de personas entre 1918-20. Poca gente puede decir que ha superado la gripe española y el coronavirus", comenta con admiración.

"Ana es un rayito de luz, una esperanza para que las personas mayores sepan que se puede ganar al virus, que se puede pasar", destaca su nuera, que concluye con un mensaje para todos los que han sufrido la peor cara de esta pandemia: "Me gustaría dar las condolencias a todas las personas que han perdido familia, creo que se les debería hacer un homenaje a todas estas víctimas".

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