Paco de Lucía cobra vida en Algeciras gracias a la inteligencia artificial

Algeciras/Durante unos segundos, la historia se detuvo. Paco de Lucía volvió a tocar. Lo hizo desde el mismo lugar donde observa a diario el ir y venir de los algecireños, de los viajeros que cruzan el Puerto rumbo a otro continente.

La culpa —o el milagro— la tiene Rafael Sánchez Cortés, un vecino de Algeciras que ha publicado en redes sociales un vídeo de apenas cinco segundos donde, gracias a la inteligencia artificial, la escultura del maestro se anima, mueve los dedos y pulsa la guitarra como si estuviera viva. Un guiño digital que ha desatado una ola de entusiasmo entre sus seguidores, sorprendidos ante lo que parece —y por un momento se siente— real.

La estatua en cuestión es una de las imágenes más queridas de la ciudad. Es una escultura de bronce obra del linense Nacho Falgueras, erigida en 1994 y con casi una tonelada de peso. Ha tenido su propio viaje a través del tiempo y el espacio urbano: primero en la avenida de la Marina, luego en la rotonda del Varadero y, desde junio de 2016, frente al acceso central del Puerto de Algeciras, rebautizado como Acceso Central Paco de Lucía. Fue su último destino y también su deseo: estar ahí, viendo “la gente que pasa”, como él mismo dijo alguna vez.

La figura, sentada sobre una superficie de mármol donde se puede leer “La guitarra me ha ofrecido la capacidad de poder expresarme con el resto del mundo sin utilizar la palabra”, parece haber encontrado ahora una nueva forma de comunicación, sin palabras también, pero con tecnología.

El tema universal Entre dos aguas se escucha música en el breve clip. “Se me han puesto los vellos de punta”, comentaba una usuaria. Otros hablaban de “resurrección” o de “magia”.

Más allá de la anécdota, el gesto de Sánchez Cortés ha abierto la puerta a una conversación más amplia sobre cómo la inteligencia artificial puede reavivar la memoria colectiva, rendir homenaje a los que ya no están, o hacer que un símbolo cobre nueva vida. Aunque solo sea por cinco segundos.

Y aunque Paco no esté, Algeciras lo sigue escuchando. Ahora también lo ve moverse.