La palmera de los Reiné, un recuerdo del patio del Buñuelo en el parque María Cristina

Árboles y plantas que cuentan historias en Algeciras

Fue traída de Canarias por Antonio Manuel Reiné y creció en el patio del Buñuelo, en la calle Ruiz Tagle

El ejemplar se encuentra trasplantado en el parque María Cristina desde 1980

En el patio de vecinos, desaparecido en el año 2000, convivieron hasta diez familias

Los hermanos Gil, Manolo y Antonio, y Javier Reiné, con la palmera canaria al fondo
Los hermanos Gil, Manolo y Antonio, y Javier Reiné, con la palmera canaria al fondo / VANESSA PÉREZ

Algeciras/Una palmera canaria se mantiene firme en uno de los arriates del parque María Cristina de Algeciras desde hace unos cuarenta y cinco años. La planta o las semillas -no hay certeza si fue traída ya en plantón o como simiente- la trajo a la ciudad Antonio Manuel Reiné Amado en los años cuarenta del siglo XX y la plantó en un espacio del patio de vecinos del Buñuelo, en la calle Ruiz Tagle, antiguamente conocida como calle Jerez. La palmera es una invitación a hacer memoria de una relación de vecindad añorada y de una familia extendida por la ciudad.

La palmera está rodeada por "un bonetero -un arbusto de hojas caducas-, una Cycas (o Palmera del Sagú), un pequeño tapiz frondoso de helechos, por Alocasias (planta también llamada oreja de elefante) y por un pequeño pinsapo", según el biólogo algecireño Pablo Pichaco. "Precisamente fue Simón de Rojas Clemente, el primer jardinero de la Plaza Alta, quien describió el hábitat del pinsapo en Andalucía", recuerda Pichaco.

No siempre ha tenido la palmera la misma la compañía. Antonio Rízquez, otro algecireño preocupado por el medio ambiente y el clima de Algeciras, que ya falleció, elaboró junto a un amplio equipo de colaboradores una guía de árboles y plantas de los parques de la ciudad durante el curso de 1986-1987. Entonces se podía ver junto a la planta canaria un hibisco, un celindo, una acacia del Japón, un árbol del fuego, un aligustre y un olivo.

"Las palmeras canarias eran utilizadas por los aborígenes de las islas para extraer miel de palma (guarapo), además de usar sus hojas para hacer pleitas que den forma a los quesos e incluso para el velamen de las barcas", nos informa Pichaco.

La palmera de los Reiné, en su emplazamiento actual en el parque María Cristina
La palmera de los Reiné, en su emplazamiento actual en el parque María Cristina / VANESSA PÉREZ

Antonio Manuel Reiné navegaba mucho a las también denominadas Islas Afortunadas antes de asentarse en Algeciras como uno más de los vecinos del patio del Buñuelo. En esa agrupación de viviendas residían diez familias con un solo cuarto de baño comunitario para todas. La edificación se levantaba en el número 23 de la calle Ruiz Tagle, junto a la emisora de Radio Algeciras, entonces ubicada en aquella vía empinada. Llegaba hasta la esquina, con salida también a la calle Sevilla.

"Teníamos mucha relación con la emisora", recuerdan los hermanos Gil, Manuel y Antonio. "Teníamos un tío en Ceuta y cuando quería hablar por teléfono con mi madre llamaba al teléfono de la radio, y allí iba a hablar con él", rememora Manuel. El día más señalado fue cuando cayó la antena de la emisora. "Conforme iba cayendo se iba partiendo cuando tropezaba con un tejado, como si fuera una serpiente. Es que era por tramos. Gracias a eso no murió nadie. Los bomberos llegaron una hora y pico después", relata Antonio.

La relación de vecindad era mucho más cercana entonces, y no solo por compartir un cuarto de baño. "Se iba mucho la luz en los años 60 y no todo el mundo tenía teléfono. A la primera vivienda que llegó la televisión, allí estaba todo el patio. Conforme después, poco a poco iban comprándola las demás familias, pues cada una la veía en su casa. Estamos hablando de una época muy difícil, no como ahora", señala Antonio Gil.

El patio del Buñuelo era propiedad de los hermanos María, Luisa y Antonio Ibáñez Troyano. Según se detalla en la página de Facebook Algeciras Mare Callejón del Muro, ese espacio lo habitaron "Paca y Pepe Salas, junto a sus hijos Félix y Merceditas, gran intérprete de la canción española; Leonor y Andrés; Antonio y María Luisa, junto a sus cuatro hijos; la familia formada por Cecilio, Antoñita y sus dos hijos; Antonio Reiné y su esposa Antonia; Rafaela, su hermana Lolita y sus dos hijos; Sebastiana, el matrimonio formado por Rosario y Luis con sus dos hijas; Juan González; Tere, Pepe y sus tres hijos, el matrimonio formado por Paco y Juana; María y Antonio, de profesión zapatero, junto a su hija y los propietarios del patio junto al esposo de María, Francisco Carmona Serrano, de profesión militar".

"A mi bisabuela Antonia -relata Javier Reiné- un vecino le pidió un cuchillo, en la época de la posguerra, y cuando ella se enteró que era para comerse un gato, ya no quiso que lo devolviera. Y mi bisabuelo tuvo la gracia de robarle una pistola a unos falangistas, porque era muy bonita. Cuando empezó el golpe militar la tiró a un pozo que había en el patio, no fueran a buscarla". Una de las mujeres más conocidas de la familia Reiné fue Juanita, maestra que terminó dando clases en el colegio público General Castaños, aunque antes estuvo en un centro educativo que existió junto a la plaza de toros La Perserverancia.

Otro vecino del patio escapó de quienes le buscaban por una de las ventanas que daban a la calle Sevilla en el fatídico mes de julio de 1936. Frente al patio vivieron militares italianos que protagonizaron atentados contra la flota británica en Gibraltar durante la Segunda Guerra Mundial, todos ellos miembros de la Décima Flotilla MAS que describe Arturo Pérez Reverte en su novela El italiano.

"Una de las propietarias estaba casada con un comandante. Estamos hablando de los años 50 y yo era un chiquillo", apunta Antonio. "Y cuando lo veo entrar en el patio voy y le digo a mi madre: pon la comida que ya ha venido el soldado. Él se enteró y le hizo mucha gracia".

"Se compraba una sandía grande entre todos los vecinos", comenta Manuel, "y luego todo el mundo se sentaba allí por la noche con un pedazo de sandía cada uno. La convivencia era total. Eso ya no se ve en ningún lado". Su hermano Antonio añade: "no solamente era en el patio, sino en toda la calle. Yo te podría decir el nombre de todos los vecinos".

Foto familiar de los Reiné y,  a la derecha, del archivo de Antonio Gil tomada del patio con la antena caída
Foto familiar de los Reiné y, a la derecha, del archivo de Antonio Gil tomada del patio con la antena caída / E.S.

La palmera canaria que todavía hoy se mantiene en el parque María Cristina podía verse en el centro del patio, dentro de un bidón, "de los que se usaban para transportar el petróleo", señalan los hermanos Gil. "Yo la recuerdo, y está hablando un niño de 6 o 7 años, como muy grande porque el bidón a mí me llegaba a la cabeza".

Javier Reiné, Manuel y Antonio Gil -este último uno de los más activos miembros de la Asociación de Emprendedores del Patrimonio Algecireño (AEPA)- aspiran a que delante de la palmera canaria, que sigue uniendo sus recuerdos familiares y de vecindad, luzca una placa que sirva para rememorar al donante y al patio del Buñuelo.

"Es de las pocas palmeras que resistió bien la epidemia del picudo rojo. De hecho, todas las que había en la Plaza Alta desaparecieron", recuerda Antonio.

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