ALGECIRAS MUSULMANA Y CRISTIANA (SS. VIII-XIV)

Algeciras de los almohades (1145-1230)

  • Al tiempo que los almohades llegaron a la ciudad tras su desembarco en Tarifa, los almorávides huyeron en dirección a Sevilla

La puerta de Jerez era uno de los ingresos del recinto de Tarifa edificado por los almohades.

La puerta de Jerez era uno de los ingresos del recinto de Tarifa edificado por los almohades.

En el año 1145 los almohades desembarcaron en las playas de Tarifa y entraron en Algeciras, dice la crónica árabe, por sumisión de sus habitantes. Una vez que hubieron entrado en Tarifa recibieron un escrito de los moradores de Algeciras por medio del cual éstos entregaban la ciudad al jeque Abu ‘Imrán que marchaba al frente de las tropas de ‘Abd al-Mu’min rindiendo pleitesía al califa almohade. Al tiempo que los éstos entraban en la ciudad de Algeciras, las autoridades almorávides huyeron en dirección a Sevilla.

Sin embargo, esta ciudad no disponía de un espacio adecuado para dar cabida a tantos soldados –a veces ejércitos formados por más de 20.000 hombres que tardaban varios meses en cruzar el Estrecho–. Éste pudo ser el motivo por el que los norteafricanos edificaron el recinto norte de Tarifa, para poder instalar a sus tropas expedicionarias mientras que cruzaban el mar. Esta ciudad-campamento, que triplicaba en extensión el espacio ocupado por el castillo, la medina y el arrabal de La Aljaranda, fue la verdadera base militar de los almohades y la playa de Los Lances el punto de desembarco que vino a sustituir a la ciudad de Algeciras que no disponía de tan amplios espacios litorales para poder acoger a los ejércitos almohades en campaña.

Pero los norteafricanos no se contentaron con habilitar como punto de desembarco la costa de Tarifa y ampliar el recinto de la ciudad, sino que acometieron el ambicioso proyecto de edificar una nueva ciudad en la bahía de Algeciras: así surgió, en el año 1160, la ciudad palatina de Madinat al-Fath (Ciudad de la Victoria) en la montaña de Gibraltar. De las noticias aportadas por las fuentes árabes y de los abundantes testimonios arqueológicos conservados, se puede avanzar que los almohades diversificaron los enclaves urbanos y portuarios de la orilla norte del Estrecho para reforzar su presencia ideológica y política (fundación de una ciudad palatina en Gibraltar), habilitar nuevas y más amplias zonas de desembarco (ampliación del recinto urbano de Tarifa) y mantener la vieja urbe andalusí (Algeciras) como base naval y centro mercantil, religioso, administrativo y cultural de la región del Estrecho.

El protagonismo de Algeciras durante la etapa almohade está avalado por las fuentes geográficas, históricas, arqueológicas y, sobre todo, por los diccionarios biográficos que señalan a este período como el más floreciente, desde el punto de vista demográfico, religioso, cultural y económico de toda la etapa musulmana. Algeciras, durante el dominio almohade, gozó de un enorme prestigio como foco de saber intelectual y de actividad económica. La ciudad fue punto de atracción de numerosos sabios que procedían de otros lugares de al-Andalus y del Norte de África que acudían a ella para recibir enseñanza de los sabios instalados en la localidad.

De los dieciséis cadíes (jueces) documentados en este período en la ciudad, tres procedían de familias locales y los trece restantes habían llegado de otras ciudades andalusíes como Córdoba, Jaén, Niebla, Sevilla y Jerez, o desde la otra orilla del Estrecho. Para las arabistas Manuela Marín y Maribel Fierro el cadiazgo de Algeciras parece que fue un puesto de importancia durante la época almohade, pues lo ocuparon ulemas de renombre, algunos de ellos nombrados directamente por Abu l-Walid ben Rusd (Averroes). Algeciras, en la segunda mitad del siglo XII y principios del XIII, fue un lugar al que acudían sabios y estudiantes de diversos lugares atraídos por la fama de las élites intelectuales establecidas en la ciudad. Entre estos sabios se ha de mencionar a Ben Jayr, Abu Bakr al-Azdí al-Yazirí, de Córdoba, y ‘Alí ben Yahyà al-Himyarí, originario del Rif. Se conocen los nombres de numerosos maestros locales pertenecientes a prestigiosas familias de intelectuales como los Banu l-Nasra y los Banu ‘Udra.

Tarifa, Algeciras y, en algunos casos, Gibraltar desde su fundación en 1160, fueron puertos utilizados por los califas almohades para desembarcar las tropas o trasladarse ellos mismos para supervisar las obras emprendidas en Gibraltar o Sevilla o reunirse con sus gobernadores de al-Andalus. A diferencia de los almorávides, los trasvases y el número de las tropas llegadas a al-Andalus se multiplicaron en tiempo de los almohades. No cabe duda de que este continuo trasiego de hombres, caballos y pertrechos y la demanda de embarcaciones, productos alimenticios y de objetos artesanales para el abastecimiento de la tropa reavivaría la economía de las ciudades del Estrecho, sobre todo la de Algeciras, ciudad cuyo recinto defensivo debió ser ampliado y reforzado a lo largo de este período aunque las fuentes árabes no hagan referencias a estas obras.

Horno de alfarero exhumado en el transcurso de la intervención arqueológica realizada en la esquina entre las calles Alférez Villalta Medina y Comandante Gómez Ortega. Horno de alfarero exhumado en el transcurso de la intervención arqueológica realizada en la esquina entre las calles Alférez Villalta Medina y Comandante Gómez Ortega.

Horno de alfarero exhumado en el transcurso de la intervención arqueológica realizada en la esquina entre las calles Alférez Villalta Medina y Comandante Gómez Ortega.

En cambio, la arqueología nos ha proporcionado un excepcional testimonio de las edificaciones domésticas de época almohade en el solar excavado en los nº 11 y 13 de la calle Las Huertas. Se trata de dos viviendas, una de ellas con la planta casi completa en la que se pueden identificar las diversas dependencias que la constituían. Lo relevante del hallazgo no es sólo que se conserva la mayor parte de la planta del edificio, sino que pervive el alzado de varios muros con la decoración parietal geométrica de entrelazos en rojo que una vez ornamentó la vivienda.

En la calle Rafael de Muro, nº 8-10, se excavaron los restos de otra vivienda de este período, aunque muy afectada por remociones posteriores. Se localizaron fragmentos de muros y un tabique que delimitaba un espacio pavimentado con ladrillos dispuestos en espiga. La cerámica hallada se fechó en el siglo XII o principios del XIII. Otro de los espacios domésticos exhumados estaba pavimentado con tierra batida. En la calle Patriarca Obispo Ramón Pérez Rodríguez, nº 1 se hallaron dos niveles de esta época, uno con cerámicas de fínales del siglo XII, según los arqueólogos que excavaron el lugar, y el superior con cerámicas de la primera mitad del XIII.

A partir de la debacle de las Navas de Tolosa en el año 1212, el Imperio Almohade comenzó un rápido declive que acabó, en al-Andalus, con la aparición de las terceras taifas. Después de un período de atomización del poder y de desórdenes y luchas internas que los debilitaron, los nuevos reinos surgidos de la desmembración del poder almohade quedaron reducidos a los que regían Ben Hud en Murcia y Muhammad ben Nasr en Arjona y luego, desde 1238, en Granada. De estos reinos sólo se consolidaría el de Muhammad ben Nasr que, enfrentado al rey de Murcia y en connivencia con Fernando III, lograría heredar parte de los territorios de Ben Hud y formar el Reino Nazarí de Granada que ocupaba las actuales provincias de Málaga, Granada y Almería, y parte de las de Cádiz, Córdoba y Jaén.

Antonio Torremocha es doctor en Historia Medieval. Académico de número de la Academia Andaluza. Director del Museo de Algeciras (1995-2007).

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