Algeciras

José Luis Tobalina, con los versos puestos

Juan José Téllez

Periodista y escritor. Ex director de Europa Sur

A mediados de los 80, José Luis Tobalina estudiaba Derecho en Granada pero escribía versos y los publicaba en una hermosa revista que editaron allí y que se titulaba Nefelibata. Así que la primera vez que hablamos fue sobre poesía. El era entonces liberal, un tipo templado en tiempos intensos: ecuánimes y escuetos, certeros y profesionales, fueron sus primeros artículos en Diario de Cádiz, cuando se incorporó como redactor a la delegación que entonces comandaba Guillermo García.

Siempre fue un buen jugador de póker: coincidimos en algunas timbas nocturnas con Juan Carlos Jiménez Laz, en los primeros tiempos de Europa Sur, veinte años atrás, cuando empezamos a trabajar juntos. A veces, parecía gallego: esto es, no se sabía si subía o si bajaba. Pero aprendí a adivinar su pensamiento profundo cuando le asomaba una media sonrisa por el lado izquierdo, que se le fue acentuando cuando dejó de ser liberal aunque nunca dejase de serlo del todo; pero sobre todo cuando se convirtió en lo que terminó siendo, un periodista de raza, uno de esos puntales imprescindibles en una redacción, aunque no siempre llegase temprano a ella. Habría que inventar, si acaso no existiera, una ley que prohibiese a los gacetilleros levantarse pronto, pues como bien se sabe en el mundo no suele ocurrir nada interesante antes de mediodía.

El periodismo no logró acabar con él: me da la sensación de que había desesperado de obtener grandes reconocimientos y, en gran medida, no creo yo que nunca aspirase al Pullitzer. Pero él cumplía con su trabajo no sólo con esmero sino con talento y, siempre, con honradez, una virtud que habría que subrayar en un tiempo y en un país donde no suele ser frecuente. Ese rigor llevó a algún que otro poderoso a pedir su cabeza por ejercer sencillamente con este viejo oficio de pobrecitos habladores: he ahí, de hecho, uno de sus grandes méritos sin diploma y honra sin barcos, su insobornabilidad.

Creo que, a lo largo de su carrera, transitó por todos los géneros sin descuidar los deportes y la crónica taurina. Cruzó por las aguas turbulentas de la política, transitó por los tribunales pero, sobre todo, disfrutó con el periodismo cultural y, de hecho, su pluma ha escrito la historia del Festival de Jimena desde sus inicios a este último año.

En el ínterin, no dejó de escribir poemas, aunque no llegara a publicarlos en forma de libro. Cada año -y el último septiembre también lo hizo-se subía a la tribuna de la Plazoleta de San Isidro para echar unos versos en el encuentro anual con el que abría el curso y el otoño Izquierda Unida: "Te ha tocado una mala mano", le alertó Rafa Viso, otro viejo tahúr de la literatura y el periodismo.

Hace un mes y pico, su admirado Luis García Montero le hizo llegar dedicado su último libro, "Vista Cansada". Pero José Luis Tobalina no se cansó de la vida ni de la poesía, sino que la ejerció hasta sus últimas consecuencias y murió escribiendo, con los versos puestos. Imagino que el contestador automático de su teléfono móvil seguirá repitiendo ahora que no puede atendernos porque está haciendo travesuras. Y ojalá sea cierto.

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