Al sur del sur

Javier Chaparro

jchaparro@grupojoly.com

No, no eran esas

Hemos pasado de la promesa de un tren completamente nuevo a uno "competitivo". Debe ser el prisma de la posverdad

No, no era esas precisamente las noticias que todos esperábamos. Tampoco los dirigentes del PP en la comarca, tan decepcionados en su fuero interno como los demás por mucho que traten de disimularlo tras conocer los planes del Ministerio de Fomento para la renovación, a medias, del trazado ferroviario Algeciras-Bobadilla. Tantas semanas de espera no eran un buen vaticinio. En resumidas cuentas, de los 1.280 millones de euros de coste estimado del proyecto, tan solo hay previsión de invertir de aquí al año 2020 un total de 340 millones, lo que da para hacer el tramo de 52 km Algeciras-San Pablo de Buceite. El trayecto entre este último y Ronda (59 km) ya fue ejecutado y se quedan a la espera y sine die los 65 km del Ronda-Bobadilla, un auténtico laberinto de curvas, con un presupuesto de unos 800 millones de euros. El problema añadido es que esta última obra queda fuera del programa vigente de fondos Feder, cuyo plazo de ejecución expira dentro de tres años.

La mala nueva la anunció de viva voz el pasado jueves el secretario general de Infraestructuras de Fomento, Manuel Niño, en visita a Algeciras. Lo hizo sin asumir compromisos por escrito y sin el cronograma anunciado donde deberían especificarse tanto los plazos de ejecución de los trabajos como el dinero previsto para cada tramo de vías. Habían apelado a confiáramos en la palabra dada, a mantener la fe, pero nos han vuelto a dar un cheque sin fondos. Lo que iba a ser un trazado completamente nuevo para que los trenes circulasen a una velocidad europea ha pasado a ser un tren meramente "competitivo", aunque no sabemos en comparación con qué. Debe ser el prisma de la posverdad. Se anuncia también la construcción de apartaderos de varios kilómetros de longitud para facilitar que dos trenes puedan circular en sentido contrario de forma simultánea, pero se oculta con escaso disimulo que el pagador, a diferencia de lo que ha pasado en otras provincias, será el puerto de Algeciras con sus fondos.

Lo vimos venir con los Presupuestos Generales del Estado (PGE) de 2017 y ya sabemos lo que nos espera hasta 2020, salvo que volvamos a sufrir un nuevo tijeretazo. Tanto este como anteriores gobiernos mantienen una estrategia encaminada a contentar las demandas nacionalistas, ya sean catalanas, vascas o canarias. Es cuestión de peso territorial y político. La representación de los 190.000 campogibraltareños con derecho a voto siempre será inferior a la de cualquier territorio que cuente con una voz propia. Nuestra suerte es pareja, por cierto, a la que sufren almerienses y onubenses, prósperos extremos geográficos de Andalucía hermanados en su desdicha con el Campo de Gibraltar al estar unidos con el resto de la península con líneas de ferrocarril del S.XIX. El sur también existe, aunque se olvide.

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