'El actor frente a la cámara' El director, guionista y productor de cine Ángel Gómez imparte clases para los entusiastas

Cuatro días frente a la cámara

  • 18 alumnos acuden a la primera tanda del curso de interpretación de Ángel Gómez para mejorar, pulir y aprender las pautas necesarias de un actor de cine. El algecireño les enseña técnicas cinematográficas

La terraza de la Delegación de Juventud de Algeciras sirve como espacio para preparar, ver crecer y evolucionar a un grupo de dieciocho enamorados del cine que quieren aprender y sacar todo el jugo de la primera parte del curso de interpretación, de cuatro días de duración, El actor frente a la cámara, impartida por el joven algecireño Ángel Gómez.

Alrededor de las 20:00 horas, casi una veintena de alumnos van accediendo al espacio concedido por la delegación para seguir con las clases un día más, de mano del atrevido y profesional director, guionista y productor de cine algecireño que ha sabido abrirse paso en este complejo mundo artístico. Un total de dieciocho alumnos de todas las edades que exprimen al máximo las tres horas dedicadas, este día, a la improvisación y a la memoria dramática.

Nada más llegar, y tras los saludos pertinentes, Ángel los lleva al interior de una de las salas que conectan con la terraza. El profesor les tiene preparado una actividad que les hará viajar y trasladarse a su pasado, para meterlos en un estado de ánimo concreto. Se trata de Espejo al pasado, un ejercicio de concentración en el que los alumnos tendrán que hacer un esfuerzo por recordar y aferrarse a los momentos más emotivos de su vida, que usarán como llave o referencia en sus actuaciones. "Si antes de hacer eso yo les propongo que hagan una escena dramática, el resultado no sería la mitad de creíble que después de esta actividad. Es un método para emocionarte", explica Gómez.

Con esta actividad, el profesor busca que sus alumnos puedan utilizar esos recuerdos que les provocan algún sentimiento, ya sea odio, felicidad, dolor o tristeza, para extrapolarlo a la escena. "Si el actor no llora, es culpa mía. Si la escena está bien escrita, has creado un buen ambiente, clima... lo lógico es que llores", afirma Ángel.

A renglón seguido, el profesor traslada la clase a la terraza. Entre humos de cigarrillos, una cálida brisa y risas, los alumnos irán explicando, algunos entre sollozos y tímidas lágrimas y, otros, con una inocente sonrisa, la importancia de un objeto que han llevado expresamente para esta actividad. Memoria dramática, que así se llama el juego, está dirigido al que observa al hablante, para aprender los matices que se le da al discurso según el sentimiento, los gestos que realizan inconscientemente.

Uno a uno, van explicando al resto de compañeros la importancia, el significado y el mensaje del objeto que han traído. Los más emocionados muestran una foto de un perro, un libro sobre teatro o un anillo entre otros. La actividad da un giro inesperado, y Ángel informa que hay varios "mentirosos entre el grupo", que han interpretado tan bien sus sentimientos que nadie ha advertido que actuaban. "Siempre los más emotivos son los mentirosos", afirma el profesor, que admite que "ya quisiera cualquier actor tener la herramienta de la foto de un perro para arrancar a llorar. Hay que hacer uso de estos objetos para conseguir emocionarse" y que sea real.

Acto seguido, el grupo se traslada a una sala interior, en la que ensayan improvisaciones por parejas: algunas dramáticas, otras cómicas, pero todas con una calidad y una profesionalidad sorprendentes, para el escaso nivel de preparación que la mayoría tiene. En esta actividad, Gómez enseña que ellos son los que guían la escena, y les da una serie de puntos, claves o consejos para desarrollar bien una improvisación. Algunas de estas pautas son: definir bien al personaje, tener confianza, estar tranquilos , usar la memoria dramática si se considera necesario o ser generosos, no querer acaparar toda la atención en la escena y, como siempre, lo que parece el lema del curso: defender el objetivo del personaje. Con esto, el día finaliza bien entrada la noche, alrededor de las 23:30 horas.

El taller comprende actividades, además, centradas en el lenguaje corporal, monólogos o el subtexto. Aún así, este curso se completaría con una segunda parte, impartida por José María Galeano la próxima semana, una vez finalice esta parte. Por ello, el taller de interpretación completo, El actor frente al público y la cámara, hace referencia al teatro y al cine o televisión. Una vez concluya, se prevé un casting para elegir a tres de los asistentes del curso que participen en la serie Balas perdidas en Madrid, además de la colaboración en un proyecto que Gómez tiene entre manos.

Ángel se siente orgulloso de sus alumnos, a los que ve evolucionar. Además, le alegra volver a ver caras conocidas. "Muchos de ellos han repetido en mis cursos. Me alegra que la gente nueva se apunte y otros repitan. Es la mejor crítica que pueden hacer a tu curso. No hay nada más bonito que te digan que llevan todo el año esperando a que llegue el verano para el curso".

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