Fernando Fanegas de Villar ofreció ayer un emotivo pregón de Navidad en la capilla del colegio salesiano San Juan Bosco, que registró una gran afluencia de público a pesar de la fría noche.

El pregonero comenzó su intervención haciendo referencia al anuncio de Dios de la llegada del Mesías al pueblo de Israel: "Ya lo dijo el filósofo Kant: la risa, el sueño y la esperanza son los tres elementos que nos hacen más agradable la existencia. La Esperanza. (...) Si el pueblo confiaba en su Dios y mantenía la llama de la Esperanza, tendría su recompensa: en Belén nacería su Salvador".

Fanegas de Villar agregó que el Salvador, a diferencia de lo que hubiéramos imaginado, habría nacido, en el caso de La Línea, "en una de las fondas o pensiones de nuestra tierra, o habría llegado a nosotros en alguna de las humildes casas que quedan en los callejones sin asfaltar de La Atunara o el Zabal, o se habría hecho carne en una barraca del Conchal, o en los restos de una patera llegada a nuestras playas. !Será posible! ¿Cómo podemos estar tan lejanos a los criterios de Dios?", se preguntó.

Agregó que, tras la espera, llegó "la salvación prometida; nace en Belén Enmanuel. Dios, con nosotros. Dios, uno de los nuestros en un gesto de amor al género humano. Nacido de mujer, nacido de una Virgen que esperó con inefable amor de Madre", puntualizó.

En este punto, sentenció que un acontecimiento de esas características "hay que celebrarlo. Tras más de veinte siglos de efeméride, se nos quiere presentar como la conmemoración del solsticio de invierno. ¿Estamos dispuestos a ello siendo un pilar de nuestra fe? (...) De eso, nada. Muy de corazón, les diré lo que me brota del corazón ante el hecho del Nacimiento del Señor: ¡Feliz Navidad!, exclamó. "El asunto lo merece. Cantemos villancicos, adoremos el Belén. Saquemos lo mejor de nosotros".