Atracan a punta de pistola una joyería en la calle Real

El asaltador, un español de 44 años, se entrega a la Policía gibraltareña tras media hora de negociación. El comisario confirma que el arma estaba descargada

Los policías finalizan su trabajo, una vez que la calle Real fue abierta ya de nuevo a los transeúntes.
Los policías finalizan su trabajo, una vez que la calle Real fue abierta ya de nuevo a los transeúntes.
Estrella Blanco / Gibraltar

21 de julio 2010 - 01:00

Un hombre asaltó en la mañana de ayer una joyería en la calle Real de Gibraltar a punta de pistola y retuvo en el interior de la misma al propietario y al encargado durante media hora.

El suceso tuvo lugar sobre las once de la mañana. El encargado, Tony Pérez, explicó a este diario que el hombre, un español de 44 años, entró en la tienda con la pistola en la mano. Al principio el encargado no se percató de que llevaba un arma y se dirigió a él para atenderle como a un cliente más. Fue entonces cuándo el atracador le encañonó y le pidió que le entregara todo el dinero que hubiese en la caja sin exigir ninguna de las joyas que estaban expuestas. Tony Pérez le contestó que no había dinero en la caja.

Entonces, el atracador dejó salir a los pocos clientes que en ese momento se encontraban en la tienda y tanto el encargado como el propietario consiguieron llamar a la Policía.

Pérez afirmó que pasaron "miedo". Cuando reabrieron la tienda al público, en la misma mañana de ayer, era palpable el nerviosismo en el propietario después de haber vivido esta traumática experiencia.

Los agentes llegaron con rapidez y desalojaron la calle Real desde la plaza de Casemates hasta Correos. Además, obligaron a los dependientes de las tiendas a permanecer en el interior. También cortaron el acceso para que ni gibraltareños ni turistas corrieran peligro. La vía permaneció así desde las 11:00 hasta las 12:45 horas aproximadamente. La Policía montó un dispositivo formado por agentes y negociadores, encabezado por el comisario Louis Wink, y tras media hora de negociación se logró que el asaltador se entregara sin oponer resistencia. El comisario confirmó que la pistola era real pero que no estaba cargada.

Este medio pudo ver cómo se produjo la detención ya que el propietario de otra joyería situada en frente lo grabó con su teléfono móvil. El atracador tiró la pistola la suelo y la desplazó con una patada, luego salió con tranquilidad con las manos en alto. Entonces, los agentes gibraltareños le apuntaron con sus armas y le pidieron que se tendiera en el suelo. El asaltador obedeció y le colocaron las esposas, tras lo cual lo metieron en un furgón policial.

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