Algeciras cf | balón de cádiz · la crónica

Bienvenido al lado oscuro

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El Algeciras se había embalado tanto que acabó por salirse en la curva menos cerrada. Así premia esta categoría de perros el exceso de velocidad. Cuando menos lo esperaba patinó de atrás y del trompazo se le escapó el récord -el de la seis victorias consecutivas-, la imbatibilidad, la condición de invicto en casa y hasta el liderato, que ya es perder para un equipo de trayectoria casi inmaculada.

Eso sí, las consecuencias de la derrota son menores y no deben hacer saltar ninguna alarma. El equipo albirrojo se queda segundo, porque Valverdeña y Rota también sucumbieron. Sólo el Conil aprovechó el titubeo de los algeciristas para ponerse primero.

Tan acostumbrado estaba a ganar el Algeciras que ni siquiera se dio cuenta que el Balón de Cádiz, un equipo -en principio- con poco que decir en el Nuevo Mirador, le estaba cogiendo el tranquillo y amenazaba su reinado. Sin embargo, nada más empezar el conjunto cadista se atrinchero atrás y soportó con consistencia las primeras embestidas. En el primer cuarto de hora, el Algeciras, ese que suele sacar lustre de las jugadas de estrategia, había lanzado cuatro saques de esquina sin éxito. Y cuando había pasado el maremoto, los visitantes empezaron a lanzarse en incursiones al campo contrario lideradas por Crespo. Montoya, en el minuto 31, se sacó disparo cruzado que se fue fuera, pero que puso los pelos de punta a Félix. Cuatro más tarde el guardameta algecireño vio como Melli ponía fin a su racha cuando se cumplían 351 minutos sin encajar un gol. El gaditano recogió un balón suelto en el área tras un centro que nadie rechazó y se acomodó para batirlo.

El filial pudo ampliar la cuenta en el 40' en una falta bien lanzada por Diego que acabó en las manos del meta. Y entonces, al Algeciras se le apareció un Ángel. Tan espeso como estaba en ataque, sin capacidad para gestionar las pocas ocasiones de gol que generaba, el albirrojo se inventó un zurdazo desde el vertice del área grande que cruzó raso el territorio de un mal colocado Antoni y se alojó en el fondo de la red por el palo contrario.

El empate no ayudó a que el Algeciras, que siguió tan falto de concentración atrás y tan lento y escaso de inventiva adelante como en toda la primera parte, se senerara y explotara sus virtudes. Pero es que además poco a poco fue surgiendo la figura de Josemari, artifice de que el Balón de Cádiz acabara por hacerse con el centro del campo.

En el 48' Reales centró al área y Diego en carrera no acertó a empujar la pelota cuando lo tenía fácil. Este mismo jugador se resarció en el 52', cuando centró al área, el balón botó dos veces y superó a un Félix que se tiró antes de tiempo. Reales dice que la tocó con el pecho. Será.

Lo próximo relevante que pasó es que el árbitro expulsó a un jugador del Balón, Montoya, por doble amarilla en el minuto 65. Así se define la capacidad de reacción de un Algeciras al que los cambios de Yiyi no le aportaron nada de nada. Por cierto, feo el gesto de Xavi haciendo aspavientos cuando fue cambiado.

Con uno menos el equipo visitante, que ya hacía rato que utilizaba todas las artimañas legales habidas y por haber para perder tiempo, encontró el argumento idóneo para enrocarse. El campo fue entonces del conjunto algecirista, que ahora sí, lanzó a portería. Lata (77'), Roberto y Álvaro (79') dieron trabajo a Antoni. Ángel, en caída, estuvo a punto de marcar en el 94', cuando el Balón había perdido a otro jugador más, que estaba en la banda con sangre en la cabeza intentando que lo dejaran entrar. Así se jugaron unos instantes finales de locos en los que el árbitro prolongó el partido casi diez minutos más del tiempo reglamentario, para que el Algeciras no tuviera ni siquiera la excusa de que el rival había hecho que se jugara poco. Pero nada. Ni por esas. Estaba escrito que el equipo albirrojo se tenía que caer en lo más llano.

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