Sevilla F.c.

El tobogán de Montella

  • El italiano pasa de la ilusión en los torneos por eliminatorias a la decepción en la Liga: sólo tres victorias en ocho jornadas

  • Su falta de confianza en la plantilla destapa la planificación

Vincenzo Montella realiza una indicación mientras Roque Mesa descansa durante el calentamiento en la banda; al fondo, Martagón solicita un cambio que no sería el canario.

Vincenzo Montella realiza una indicación mientras Roque Mesa descansa durante el calentamiento en la banda; al fondo, Martagón solicita un cambio que no sería el canario. / antonio pizarro

Los torneos por eliminatorias mantienen el crédito de Vincenzo Montella. El torneo de la regularidad, en cambio, es su pesadilla. En los ocho partidos de Liga que ha dirigido desde Navidad apenas ha ganado tres: al Espanyol en Cornellá (0-3), al Girona (1-0) y en Las Palmas (1-2). Cuatro derrotas ante Betis, Alavés, Eibar y Atlético y el empate en casa con el Getafe jalonan negativamente su trayectoria liguera, cuya dinámica no sólo aleja y aleja la cuarta plaza, sino que incluso pone en peligro la participación del Sevilla en Europa...

El Sevilla está obligado a tomarse mucho más en serio la Liga. Es el principal objetivo marcado por el club, que no escondió en su Junta de Accionistas que el cuarto presupuesto de España obligaba a luchar por el cuarto puesto. Las sensaciones obligaron a destituir a Eduardo Berizzo, pero con el argentino el Sevilla estaba más cerca de su objetivo que con Montella. Era quinto con 29 puntos, gracias a nueve triunfos, dos empates y seis derrotas, aunque ya presentaba un balance negativo de goles: 20-22. Y estaba a cinco puntos de tercero y cuarto, Valencia y Madrid, después de 17 partidos. Con el napolitano, el Sevilla es sexto, pero se ha alejado hasta los 10 puntos del cuarto, el Valencia, y los 12 del tercero, el Madrid.

En concreto, Montella sería decimotercero en una hipotética clasificación entre las jornadas 18 y 25. En este lapso de ocho partidos, el Sevilla ha sumado 10 puntos y ha aumentado a -5 el balance de goles (13-18), situándolo en un global preocupante de 33-40 (-7), una cifra paupérrima para un equipo que aspira a consolidarse en la Champions.

La visita a Nervión del primer pez gordo de la Liga ha destapado de nuevo todas las carencias. La primera atañe al entrenador, que no está sabiendo compaginar la ilusión en los torneos por eliminatorias con la presión rutinaria de la Liga. Montella dio con su once base en la Copa, en el Wanda Metropolitano, tras el desastre de Ipurua (5-1), día en que realizó seis cambios de una tacada demasiado forzados: los tres nuevos y recién llegados, sin apenas entrenamientos (Layún, Roque Mesa y Sandro), el inactivo Pareja por el sancionado Mercado, y Nolito, que había perdido el sitio en favor de Correa. La vuelta de la semifinal de la Copa con el Leganés condicionó aquel once. Y aquella goleada afectó a las rotaciones de Montella, que desde entonces apenas retoca su formación.

En Las Palmas, por ejemplo, se atrevió a introducir a Layún y Ben Yedder por Escudero y Muriel respecto al once que jugó unos días antes ante el Girona, con Pizarro por el tocado Banega. Ganó los dos partidos, en la única semana limpia, en la única ocasión en que ha logrado la ansiada continuidad, diluida en medio del tobogán de sensaciones, siempre con algún partido crucial, a cara o cruz, condicionando el de la Liga. Antes de jugar con el Atlético empató con el Manchester United con un tremendo esfuerzo no plasmado en el marcador por su falta de pegada, otro de los condicionantes negativos que impide al italiano rotar más. Y la repetición de su once de gala fue un desastre.

Montella no se atreve a tocar su once desde el desastre de Ipurua, y los tres frentes pesan

Ante dos de los equipos más físicos de Europa, si no los más, el Sevilla adoleció de esa falta de gol que viene afectando negativamente su rendimiento. Ante el United no marcó en claras ocasiones en la primera mitad y tuvo que seguir manteniendo el pulso en busca del gol hasta el final. Pero no es algo de un día. En Las Palmas sufrió por fallar clamorosas ocasiones y cuando intentó meter algún cambio -Roque Mesa por Franco Vázquez- encajó un gol y llegó la incertidumbre.

Ante el Atlético, amén de la doble ocasión desperdiciada al principio por Muriel y Correa, el Sevilla echó en falta esa energía que insuflaron en el tramo final Nolito y Ben Yedder. A Montella se le viene exigiendo por parte de crítica y afición que suba a más jugadores al barco, pero cada vez que lo ha intentado ha temblado el equipo. Y eso también destapa la planificación, con la duda de si antes fue el huevo de la desconfianza o la gallina de la falta de plantilla. En esas andan el Sevilla y Montella y entretanto cada vez perciben el objetivo de la Liga, el cuarto puesto, más y más lejano, como el náufrago que atisba en lontananza el barco salvador.

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