Todo está en ti

Psicología y salud: Crisis existencial

Psicología y salud: Crisis existencial

Todos hemos tenido alguna vez una sensación de vacío. Ese vacío existencial se suele manifestar como una falta de propósito en la vida: “¿Para qué me levanto?, ¿para qué estoy en esta vida?”. La mayoría de las veces, las personas que sienten ese vacío suelen estar rodeadas de otras que les apoyan y les acompañan, como amigos, padres o familiares. Pero aún estando acompañadas pueden sentirse desconectadas de la vida.

Llenar ese vacío requiere de un trabajo individual con uno mismo. Tomar la responsabilidad de la vida de uno mismo es único, por eso este trabajo tiene que ser personal. Hay una serie de indicadores que nos pueden revelar que estamos en una crisis existencial. La falta de ilusión o la apatía y la falta de ganas te llevan a plantearte preguntas introspectivas, a romper con la zona de confort de tu etapa anterior, en la cual ya no te sientes bien.

Otra señal es la sensación de “sin sentido”: nada me llena, para qué estoy aquí, si vamos acabar todos en el mismo sitio, para qué vivir. Esto nos va a servir para ir a buscar una nueva resignificación de nuestra vida. Es necesario enterrar pensamientos obsoletos en nuestro decálogo de vida porque hay viejas creencias que tienen que morir para que nazcan las nuevas. Hay que empezar a cuestionarse lo que hemos estado pensando sobre el mundo, la vida, los demás y sobre nosotros mismos. Está pidiendo una revisión, una actualización de nuestra forma de vivir. Y para esto hay que estar dispuestos a abrirse a lo nuevo.

Pero lo que más nos paraliza es el miedo a lo nuevo. Por eso tanta resistencia a dar el famoso salto al vacío. Para ello hay que atravesar la zona de pánico. Sólo desde esta incomodidad podremos salir de ese vado que nos pide un cambio. Romper con la anterior, con lo ya conocido, nos permite tomar la responsabilidad de seguir nuestro propio camino.

Pero en este salto aparecen nuestros fantasmas: fracaso, error y desastre. Y, claro, en consecuencia, el miedo a la evaluación y al juicio de los demás: “¿Qué va a pensar de mí?, ¿y si ya no hago lo que todo el mundo espera que siga haciendo, lo correcto"?. Otro indicio es la falta de toma de decisiones: si no tiene sentido mi vida, qué decisiones voy a tomar. Le doy vueltas y vueltas a las cosas y a los problemas sin tomar acción.

Pero esta crisis nos viene a mostrar también nuestros errores del pasado. De qué manera he estado viviendo, ¿en qué me he equivocado? Hay que hacer una autocrítica para ver en qué puedo mejorar.

La desconexión con el mundo, esa falta de energía, la apatía, nos lleva a una introspección. Entonces dejamos de hacer mucho de lo que hacíamos normalmente, ya sea ver a ciertas personas, salir a diferentes sitios, interesarnos por las noticias, que antes sí… Hay una desconexión con el mundo, de ahí la sensación de soledad.

Las crisis existenciales nos llevan a mirarnos, y esto es lo que más trabajo nos cuesta, ya que nos produce dolor. Es un dolor al principio, pero luego es una liberación. Cuanto más nos conozcamos y trabajemos, entendiendo trabajo como ir hacia adentro, despertar de nuestra conciencia dejando de alimentar nuestro ego.

Hay una expresión que se utiliza mucho para explicar la saturación del sufrimiento. Es la noche oscura del alma. Se recurre a ella cuando no nos aguantamos más a nosotros mismos, vivimos en un vacío profundo, no sabemos quiénes somos, no tenemos ni idea de vivir, no soportamos más la forma en que vivimos, para qué estamos aquí. Esta noche oscura del alma suele ser una situación que aparece en nuestras vidas para sacar nuestros mayores miedos. Aparece de pronto sin avisar, pero si aparece es porque estamos preparados para enfrentarnos a ella.

Y esto es la noche oscura del alma, un momento de inflexión para ir hacia adentro para despertar y cambiar nuestro modo de vivir. Pero como los miedos, la noche oscura del alma tiene diferentes motivos, para unos y para otros. A una persona le puede parecer terrorífico estar solo y para otros lo mejor.

Puedes construir unas nuevas estructuras que vayan en tu evolución. Sirve para aumentar tu autoconfianza, te ayuda a plantearte nuevos objetivos, también a dejar etapas o situaciones que hay que cerrar y, por supuesto, a madurar.

Entre las claves para ir despertando de este sueño están la meditación y el silencio. Si no te gusta la meditación, practica la respiración consciente diez minutos al día. No le des tanto poder a tus pensamientos negativos. Trabaja tu sombra porque todos tenemos esa parte de nosotros que negamos y que solemos ver en otro; todo lo nuestro que no aceptamos: La sombra. Nuestros defectos, heridas, complejos, muchos que vienen de la infancia, de nuestra relación con nuestros padres, de nuestra adolescencia y todas las experiencias vividas.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios