PSOE y Sumar estudian ir juntos en varias provincias para ser la primera fuerza
Pedro Sánchez cree que los incendios de Castilla y León, la dana en Valencia y los cribados en Andalucía debilitan al PP ante el electorado moderado
Ferraz y Génova asumen que la siguientes elecciones se dirimirá en un enfrentamiento entre bloques de derecha e izquierda
Los jóvenes andaluces confían en Vox pero votan al PP
El Parlamento andaluz ha dejado de ser una balsa de tranquilidad, Juanma Moreno echa de menos en sus memorias publicadas al socialista Juan Espadas, tan moderado como él. Pedro Sánchez citó 17 veces a Andalucía durante el debate del Congreso del miércoles pasado, y el presidente de la Junta cree que va a por él, que ha abierto un frente de oposición desde la Moncloa de cara a las elecciones autonómicas de junio, pero el socialista mira más lejos.
María Jesús Montero jugará sola, el presidente del Gobierno está pensando en reproducir en 2027 el mismo escenario que 2023. "El mayor servicio que Montero puede hacernos es quitarle la mayoría absoluta a Moreno", explica un miembro de la dirección federal socialista. Si hay gobiernos de coalición entre el PP y Vox en autonomías como Andalucía, un Sánchez desencadenado jugará su última carta.
La campaña de las generales calienta los motores, se están arrimando los materiales a la obra y el PSOE hace sus cálculos de la mano del recuperado Iván Redondo, considera que puede ser la fuerza más votada en muchas provincias medianas gracias a la pujanza de Vox y a la división del voto en la derecha. Hay muchas circunscripciones donde Sumar puede no presentarse o integrarse en una lista con los socialistas, según han explicado a este medio dos miembros de la Ejecutiva federal. Son los casos de Jaén, Granada, Salamanca, Badajoz, Toledo, Coruña o Ciudad Real, demarcaciones donde el primero gana más que su simple porcentaje de votos y en las que el tercero puede quedarse fuera.
Desde Ferraz se explica con un ejemplo: Si en Huelva y en Almería, Vox y PP están compitiendo de un modo tan ajustado como indican algunos sondeos, los socialistas pueden ser los más votados. Pedro Sánchez atiza y juega este fuego, los presidentes autonómicos como Juanma Moreno y María Guardiola piensan que la radicalidad del presidente les beneficia, pero el principal recaudador del malestar con los socialistas no es su partido, sino Vox. Lloverán chuzos y el ruido será atronador a partir de las próximas Navidades. Sí, aún más.
El artefacto de la vicepresidente Yolanda Díaz no ha funcionado. Hay que rehacerlo, es posible que con otros líderes, pero la posibilidad de una lista conjunta en varias circunscripciones es real. Eso no quita que, pasadas las elecciones, la izquierda del PSOE forme un grupo parlamentario distinto con sus diputados electos. Sumar tendrá que elegir su candidato en unas primarias y Antonio Maíllo no descarta dar ese paso, lo lleva meditando hace unas semanas.
Sánchez, 'spin doctor'
Pedro Sánchez es el mejor spin doctor que tiene el PSOE, ninguno de los muchos asesores que trabajan para el partido, y son muchos, serían capaces de darle un quiebro belmonteño a la opinión pública española de tal radicalidad: antes de verano estaba amortizado y hoy recomienda canciones de Rosalía en TikTok. El jueves pasado estuvo en el programa de Radio 3 Generación ya, donde explicó que escuchó Lux de Rosalía "del tirón", no se espació entre canción y canción como marca el uso actual, sino que se reservó una hora para oír el disco completo de la catalana de una sola vez. Con camiseta y cazadora negra, vuelve al visitante predilecto de La Pija y la Quinqui. Sánchez también juega allí donde Vox pesca mejor que el PP, entre los jóvenes que votarán por primera vez en las próximas elecciones.
El presidente es imperturbable, tiene imputados a sus dos últimos ex secretarios de Organización en el partido, a su hermano a punto de sentarse en el banquillo de los acusados -lo hará en febrero- y a su esposa bajo la lupa de un persistente juez instructor, pero aún cree que es posible dar la batalla en las generales. Los casos judiciales de corrupción ya no tumban gobiernos, Sánchez consultó con su familia y con su partido y volverá a presentarse. El discurso del miércoles pasado en el Congreso no obedecía a la causa de la comparecencia, el presidente ha cruzado muchos límites y ahora esperará al mejor momento para convocar.
¿Cuándo? En Ferraz aseguran que será en 2027. En cualquier caso, nunca antes de las tres olas electorales que se celebrarán hasta el primer semestre de 2026: Extremadura, en diciembre; Castilla y León, en marzo y, finalmente, Andalucía, entre mayo y junio. Juanma Moreno cree que Pedro Sánchez está en plena campaña contra él, pero su objetivo es otro, es Alberto Núñez Feijóo, las tres comunidades citadas pueden formar parte del escenario que el presidente del Gobierno necesita para intentarlo, tres territorios donde el acuerdo entre el PP y Vox puede ser inevitable.
En la sede nacional del PP están convencidos de que Alberto Núñez Feijóo será el próximo presidente del Gobierno si convence al electorado de que Pedro Sánchez ya no tiene posibilidades. Si ese mensaje cala, si el electorado no vuelve a tensarse como en 2023, el PP ganará con una mayoría suficiente para sumar con Vox. Génova no contempla un Ejecutivo de coalición con Santiago Abascal, sabe que Vox tendrá que apoyarle en una investidura, pero las experiencias de lo que queda por ver en Extremadura, Castilla y León y Andalucía pueden ser reveladoras de lo que ocurrirá después. Feijóo quiere gobernar solo aunque sea con un Gobierno débil y expuesto a las presiones de Vox.
Hay algo en lo que coinciden Ferraz y Génova, en España ya no se dirime una batalla electoral entre los dos partidos mayoritarios, sino entre bloques, de derecha y de izquierdas. Apenas hay trasvase entre estos dos polos, sí corre la corriente entre PP y Vox y entre Sumar y el PSOE, aunque los socialistas tendrían que volver a contar en una investidura con la pléyade de partidos nacionalistas e independentistas que lo ha sostenido en esta legislatura. Junts no termina de romper por mucho que lo quiera aparentar su portavoz, Miriam Nogueras, Puigdemont necesita que la amnistía sea real y eso no lo conseguirá, al menos, hasta mediados de 2026, cuando el Constitucional deba pronunciarse de modo definitivo sobre su caso.
Este es el planteamiento de Pedro Sánchez. Los incendios de este verano en Castilla y León, la dana mortal del Valencia y la crisis de los cribados en Andalucía le están dando argumentos para defender ante el electorado de izquierdas que el PP no garantiza los servicios públicos. Si logra presentar listas únicas en algunas circunscripciones, volverá a haber partido.
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