La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

La sombra nazi

El nazismo hunde sus raíces en la cultura alemana. Por eso preocupan los 94 escaños xenófobos

La ultraderecha crece en Europa. En las últimas presidenciales francesas fue segunda fuerza política y el domingo tercera en Alemania, obteniendo 94 escaños. Y Alemania es Alemania. Todos los medios han destacado con preocupación que es la primera vez desde 1945 en que la extrema derecha entra en el parlamento alemán. La Guerra Fría frenó la desnazificación y creó dos mitos: que unos pocos malos nazis enloquecieron a un pueblo desesperado y que la mayoría de los alemanes desconocían el Holocausto. La realidad es, por desgracia, distinta.

El nazismo tuvo un apoyo mayoritario, entre 1938 y 1939 dos tercios de los alemanes formaban parte de organizaciones nazis, las políticas raciales eran públicas, el belicismo patriótico alemán que devoró Europa fue ampliamente apoyado, no impuesto a través del terror y la coacción, y el exterminio de los judíos era conocido por la mayoría de la población. Lean La guerra alemana de Nicholas Stargardt (Galaxia Gutenberg), que se sirve de los archivos del servicio de inteligencia de las SS que elaboraba informes semanales sobre la opinión popular.

Y aún hay algo más terrible que no es políticamente correcto decir: el nazismo no fue solo producto de las duras condiciones impuestas tras 1918, el miedo al comunismo, la inestabilidad de la República de Weimar o la devastadora crisis económica posterior a 1929. Las raíces eran más profundas. "La filosofía del Idealismo alemán -escribe el filósofo Aron Gurwitsch- ha inaugurado una cierta mentalidad y actitud -cualquiera que sea el nombre como quiera llamarse- que juega un papel en el nazismo, y que puede ayudar a explicar por qué este sistema fue aceptado casi sin resistencia, incluso por las clases educadas y cultivadas de Alemania, las cuales, debido a su educación, se podría esperar que resistieran". En Creer y destruir: los intelectuales en la máquina de guerra de las SS (Acantilado), Christian Ingrao documenta exhaustivamente este desolador fenómeno.

Esto no supone una absoluta determinación. Pero sí una tendencia arraigada. La corresponsal de El País en Berlín destacaba ayer: "A diferencia de lo sucedido en países europeos inmersos en crisis económicas, la emergencia de la ultraderecha se produce en un contexto de bonanza económica con pocos precedentes… Nace sobre todo del rechazo identitario a una sociedad que se ha vuelto culturalmente menos homogénea". Ojo... Y confiemos en Merkel, que tiene el mérito de ser aborrecida por extremistas de derechas e izquierdas.

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