Ay los periódicos

No sé si los especialitos sabían algo de lo que se cuece en el día a día de la antigua Isla Verde

Si los alcaldes y demás administradores de los bienes compartidos supieran cuánto bien hacen los medios, seguramente les darían un sentido y sonado homenaje a sus hacedores. Y la leal oposición tendría que ser consecuente y adherirse. Ésta, más que aquellos, les deben el despertar de sus distracciones, incluso no pocas ideas para mejorar la atención y el servicio que deben prestar a los ciudadanos. Me consta que nuestro periódico, Europa Sur, causa pequeñas molestias a algunos políticos bien situados. Tal vez se les escapa que las causas de esas molestias suponen una aportación inestimable al bienestar del indefenso personal que pulula por estos parajes de María Santísima.

De hecho, los políticos celebran que sea posible expresarse libremente e inauguran sesiones y monumentos acordados para que se sepa que están por defender la causa de la libertad. Los periodistas y sus empresas están sometidos, como lo estamos todos, a las maldades y a las tentaciones, pero eso nada tiene que ver con que lo suyo sea mirar alrededor, contar lo que pasa y opinar sobre todo lo que se pone por delante. En Algeciras, sin ir más lejos, yo recomendaría a los regidores la lectura pausada y reflexiva de los reportajes sobre las barriadas que firma nuestra compañera María Elena Selva. Es un excelente modo de ver el estado de la ciudad sin ópticas partidistas.

Nada más despertar la semana, el alcalde Landaluce, siempre atento a la llamada de su pueblo, ha convocado a los organismos y empresas que pudieran estar implicados en los olores a gas soportados por el personal en los últimos días de julio. Providenciales han debido de ser los esclarecedores comentarios firmados por Antonio Benítez Gallardo en Europa Sur los días 7 y 22 de este mes que se termina irremisiblemente ("Los malos olores en Algeciras"). No sé si los especialitos, en general, sabían algo de lo que se cuece en el día a día de la antigua Isla Verde -los andalusíes llorarían amargamente si vieran lo que ha sido de ella-, pero más bien estoy por pensar que no. Que muy pocos estaban al tanto de que en ese otrora idílico lugar, se "manipulan y trasiegan (…) casi tres millones de toneladas de destilados del petróleo más que en las instalaciones de la refinería". Y que "a menos de 500 metros de las calles de una ciudad de 120.000 habitantes, se producen, casi a diario (12 en la segunda quincena de julio) episodios de contaminación atmosférica".

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