Fui la única de cinco hermanos que mi madre no parió en la casa familiar, en Palmones. Tuvo que ser, por circunstancias de la vida, en el antiguo Hospital de la Caridad de Algeciras donde vine al mundo. Pese a que en mi DNI indica que nací en Algeciras siempre he mantenido que uno es libre de sentirse del lugar que desee, que en mi caso, es Palmones. Dicho lo dicho, les añado que me da rabia escuchar cómo los algecireños de pro, aquellos que nacieron aquí -o peor aún, que no nacieron aquí pero que viven en la ciudad- la desprecian cada día. Nada de lo que se haga, se abra, o se instale aquí contenta a sus hijos, que hablan mal de una Algeciras orgullosa de sí misma, porque cada uno ha de enorgullecerse de lo que tiene. Una Algeciras que está pariendo algecireños con complejos, que no son capaces de sacar provecho de su propia realidad. A todos ellos les animo para que, como yo, se unan a esta ciudad y así puedan quererla más.