Hoy voy a intentar contarles algo sobre lo absurdo y lo angustioso. ¿Se acuerdan de Franz Kafka, no? Ese escritor checo del que nadie en realidad se ha leído un libro entero pero al que se suele aludir tan a menudo sin tener ni pajolera idea del significado de su legada expresión. "Que kafkiano esto o aquello, Juan". Sin embargo, el adjetivo encaja como un guante para lo que los algecireños ven día tras día en el monumento más emblemático de su plaza más representativa. Lo sé, no es para tirar cohetes, pero es lo que tenemos. O más bien es lo que nos dejaron en pie y no bajo siglos de escombros. "Kafkiano: dicho de una situación: absurda, angustiosa". La RAE lo clava. Lo de la Plaza Alta abraza lo kafkiano.Una fuente sin agua, mugrienta y destrozada a la espera de unos azulejos para su arreglo. La esencia de este kafkianismo es qué diantres esperan para limpiarla mientras los turistas se siguen retratando, inconscientes, ante semejante deterioro.

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