El otro día en el Congreso se armó una buena zapatiesta. Uno de los templos sacros de nuestra democracia se rebajó a la categoría de pseudo-debate de Sálvame Deluxe. Nada nuevo para una clase política que insiste en no haber tocado fondo aún. Ni siquiera después de que este país se haya consternado con la tragedia de un pobre niño y su familia. Los escrúpulos no abundan como tampoco el sentido común ante el grito mayoritario de un pueblo que pide cambios para vivir más seguro, para que sus retoños puedan jugar en la calle sin la sombra acechadora de un monstruo (o una monstrua). Es de perogrullo que la prisión permanente revisable no va a evitar atrocidades, pero al menos debe garantizar que no se repitan con el mismo protagonista. Aquí no hay derechas ni izquierdas ni gaitas, aquí se trata de aplicar lo que la mayoría clama al cielo.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios