Que el mundo tal y como lo conocíamos esta cambiando, de eso no tengo dudas, pero de la rapidez con la que se está produciendo es lo que me inquieta más. Somos todos y cada uno de nosotros objetivos de esos descerebrados, que sin el mas mínimo de los sentimientos que nos hacen humanos, se levanta una mañana, alquila un coche, coje un cuchillo, arma o cualquier otro objeto que le sirva para hacer el mayor daño posible y se dedica a segar vidas anónimas, sin importarle sexo, edad, nacionalidad o religión. Y lo mas terrorífico de todo es que hasta ese momento son personas absolutamente normales. Conviven entre nosotros, ahí radica su potencial peligro. O empieza quien corresponda -llámese politicos, jueces, organizaciones...- a dejarse de practicar tanto buenismo, minutos de silencio, peluches y flores, y pasa a endurecer el discurso y penas más duras a esta plaga de hijos de puta o la vida de bienestar tal y como la conocíamos pasara a la historia.

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