Se imaginan que habría sido de esta hermosa bahía sin en lugar de chimeneas hubiesen levantado rascacielos y resorts con palmeras? No hace falta estrujarse demasiado la sesera para recrear algo parecido a Benidorm. Pero la realidad es que llegó la industria, la que a tantos de nosotros ha alimentado desde pequeñitos y el paisaje de esta comarca se entregó en cuerpo y alma al dictado de la cacareada situación estratégica del Estrecho. El turismo se tapa la nariz con los dedos cuando pasa con destino a Tarifa o Estepona. Es lo que hay. Pero al menos nos dejaron algunas playitas. Pedacitos de costa que están destinadas a ser engullidas. En Algeciras hay quienes aún recuerdan los Ladrillos, el Chorruelo, la antigua Concha, el Chinarral... y dentro de no mucho seremos más los que añoraremos El Rinconcillo. Porque la realidad es que la avaricia y el hombre, unidos, son implacables.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios