Algunos políticos nos piden tranquilidad cuando son ellos los que están obligados a dárnosla. Pretenden adecuar la realidad a sus palabras, o a sus deseos, cuando su trabajo consiste en lo contrario. Parece para todos evidente que la situación social y de seguridad pública en el Campo de Gibraltar, por culpa del narcotráfico, es mucho más que preocupante. En realidad, debería ser más bien ocupante. Pero desde Interior, y también desde algunos ámbitos judiciales, se diría que se quiere restar importancia al asunto, esperemos que guiados por su buena voluntad. Incluso se quiere desvincular del narcotráfico la trágica muerte de un niño y ministerio y delegado se contradicen. Como la realidad contradice las afirmaciones triunfales del ministro y hasta lo que se podrían considerar bravuconadas del tipo "los narcos caerán uno a uno". Pues si es así, y ya puestos, que caigan de diez en diez y terminamos antes.

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