Miles de gibraltareños vivieron ayer su día grande y fui testigo de la parte más intensa de la jornada, aquella que concentra los mensajes políticos. Los discursos se mantienen: no habrá concesiones en materia de soberanía o a España, ni gota. Sin embargo, sí pude apreciar que los gibraltareños estaban muy distendidos. Lejos quedan ya imágenes como las vividas el 10 de septiembre del año pasado, un día en el que el nombre y la cara del exalcalde de La Línea Alejandro Sánchez llenaban carteles, camisetas e incluso billetes de cinco euros diseñados para la ocasión por aquello del peaje. Las consignas contra España han estado mucho más moderadas en lo que al pueblo gibraltareño se refiere. Parece como si el peaje y Alejandro Sánchez no hubiesen existido. Los llanitos sólo querían pasarlo bien, eso sí, aunque para muchos la jornada era mucho mejor si se acompañaba con tinto de verano y tortilla española.