Una de las frases más conocidas de José Antonio Primo de Rivera, quedó grabada en la memoria de los niños de posguerra. Afirmaba categóricamente que "a los pueblos, los mueven los poetas". Siempre la enmarqué en la fraseología, entonces al uso, de amaneceres, guardias sobre los luceros y ademanes impasibles. Mas hete aquí que una noticia de agencia, publicada en este su Diario, me ha traído el recuerdo de la citada frase. Resulta que en Japón y en una ceremonia por todo lo alto, el primer ministro nipón ha presentado a su pueblo la representación literaria y gráfica de una nueva era que comenzará el próximo 1 de mayo. El nombre elegido es Reiwa que es la unión de dos ideogramas, uno que significa "momento propicio" que se corresponde con armonía, paz o calma y el otro que designa, lo "nipón". Shinzo Abe explicó a su pueblo, la interpretación política de el nombre elegido: "Quiero que Japón florezca con orgullo, como las flores del ciruelo que florecen maravillosamente después de un duro invierno, como signo de la llegada de la primavera". El anuncio del nombre marca el arranque de un mes que concluirá con la abdicación el 30 de abril del emperador Akihito, de 85 años, a favor de su hijo Naruhito. Ya veremos como soplan los vientos para el nuevo emperador y su país, pero, por lo pronto, la puesta en escena del futuro próximo, ha sido elegante y esperanzadora.

Por contraste, en España, los tiempos no son buenos para la lírica. En plena precampaña electoral, la esgrima dialéctica ha pasado del florete a la navaja cachicuerna. Así, todos los días en los telediarios, tenemos que soportar a los candidatos, con un fondo de jovencitos guapetones, o un telón de naturaleza, largando fiesta sobre sus adversarios políticos. ¡Qué pesadez! Y esto no ha hecho más que comenzar. Servidor se pregunta: Y el debate, ¿"pa" cuando?. Con la palabra debate no me refiero a esa tomadura de pelo televisiva, en la que los comparecientes van tan sólo a colocar sus eslóganes de campaña, con pertinaz contumacia. Hombre, no es que espere que me pongan el programa electoral en sonetos, pero ayudaría mucho que dijeran qué piensan hacer, para resolver cada uno de los graves problemas que tiene mi país. Y no vale con hacer una especie de cartilla a los Reyes Magos, en papel cuché, con más de 100 soluciones que disparan en tu cerebro el ¿quién va a pagar todo esto?. Si tengo que elegir, en poesía política, me quedo con los japoneses. No hay color.

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