El PSOE contra el sanchismo

Ha surgido otro indicio significativo. En el PSOE ya hay militantes preparados para el corte de cabezas políticas

El barómetro del cambio no se mide en el PP, sino en el PSOE. Quizá se le ha dado más importancia de la que realmente tiene al debate del cara a cara entre Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo. Es evidente que el líder del PP ha salido reforzado. El 70% ya lo ve como futuro presidente, según algunas encuestas. Feijóo llegará con el viento a favor, y eso suele ser el preámbulo de la victoria. Es lo que le sucedió a Juanma Moreno. Hay un porcentaje de votantes, nada desdeñable, que apuesta al caballo ganador. Pero ha surgido otro indicio significativo. En el PSOE ya hay militantes con la espada preparada para el corte de cabezas políticas. Porque habrá vendettas, si Sánchez pierde y el PSOE sale de la Moncloa.

Hay dos cuestiones determinantes. La primera: para una victoria holgada, que le permita gobernar moralmente en solitario, Feijóo necesita recuperar al menos un millón de votos de Vox y asegurar todos (o casi todos) los de Ciudadanos. Es decir, aglutinar el voto útil. Porque el centro derecha sólo ha ganado al PSOE en España cuando el PP ha unido el voto. En 2011, cuando ganó a lo grande Rajoy, con 186 escaños, el PP obtuvo 10,86 millones de votos y el PSOE se quedó en 7,00 millones. El PSOE que perdió en 2011 con Rubalcaba y el PSOE que ganó en 2019 con Sánchez estuvieron en el entorno de 7 millones de votos. ¿Por qué el PSOE perdió por goleada en 2011 y ganó en 2019 sin crecer? Porque el PP perdió la mitad de sus votantes en ocho años, y su fuerza se dispersó con Ciudadanos y Vox.

La segunda cuestión determinante del resultado será el trasvase. El PP le debería rascar más de un millón de votos al PSOE. Muchos votantes del PSOE están hartos de Sánchez. De esos, una parte votará al PP y otra se irá a Sumar. Y una tercera parte se abstendrá, que es la fórmula Pilatos: me lavo las manos y que se lo carguen.

El malestar parece que es amplio. Resulta significativo que los barones socialistas perjudicados, como Javier Lambán y Ximo Puig, más el madrileño Juan Lobato, se vayan a encontrar en el Senado, probablemente también con Emiliano García-Page, para montar una sedición interna, si preciso fuere, ya que las listas del Congreso están blindadas con sanchistas. ¿Y Andalucía? La cabeza política de Juan Espadas dependería del resultado del 23-J, pero lo tiene difícil. De momento, el susanismo observa y calla. La inquietud es un síntoma de lo que se intuye en el horizonte: en el PSOE hay socialistas que desean el cambio.

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