Desguace

Si Sánchez logra construir una nueva mayoría, se aplicará a la tarea de destruir lo poco que va quedando de nuestro Estado

Ya sé que hace mucho calor gracias al amigo Wenceslao, pero mientras nosotros intentamos sobrevivir como sea bajo estas temperaturas, se está fraguando un nuevo desguace de la soberanía nacional y una nueva –y peligrosa– fragmentación del Estado. Si Pedro Sánchez logra construir una nueva mayoría parlamentaria, nuestro heroico doctor Frankenstein se aplicará a la tarea de destruir lo poco que va quedando de nuestro Estado. Ya sé que esto no le importa a nadie, y menos en agosto, pero no deberíamos olvidar que en España –si es que ese malhadado país todavía existe– hay una enorme tradición de defensores a ultranza del Estado que se manifiestan continuamente en favor de la gestión pública de la educación y de los hospitales y de la Seguridad Social. Pues bien, esta misma gente, que forma las mareas sanitarias y los tsunamis de funcionarios y de profesores, son los mismos que han votado entusiasmados a la coalición que va a desmembrar aún más lo poco que queda de Estado. Son gente coherente, sin duda.

En nombre de la pluralidad –el nuevo mantra engañabobos–, es probable que se cree una Seguridad Social catalana y otra vasca –lo que supondría el desmantelamiento de la caja común de las pensiones–, así como un sistema judicial distinto para Cataluña y el País Vasco, lo que también destruiría el principio de la igualdad ante la ley. También es probable que se pague la deuda catalana a costa de las demás comunidades. Y es probable que alguien que no siente ninguna simpatía por el Estado español ocupe la Presidencia de las Cortes. Por no hablar de la enseñanza pública en Cataluña y el País Vasco, que quedarán prácticamente desgajadas del sistema común. Se mire como se mire, “lo público” –ese objetivo por el que se manifiestan los defensores de los avances sociales– quedará muy dañado.

Olvídense de la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley, amigos progresistas. Olvídense de la caja común de la Seguridad Social. Olvídense de una enseñanza pública en condiciones de igualdad. Olvídense del Estado moderno, que ahora será sometido a un sistemático desguace por parte de nuestros aldeanos cantonalistas que predican la diversidad pero que ejercen el monolitismo ideológico en sus propias comunidades. Olvídense de las conquistas de la modernidad, amigos progresistas. Sean bienvenidos a los tiempos tribales.

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