El mástil

Desiré Vidal Perea / Desividal5@hotmail.com

La Nada y la crisis

ME alegró volver a ver ayer en la primera de TVE la película La Historia Interminable, basada en la novela de Michael Ende y estrenada en 1984 bajo la dirección de Wolfgang Petersen. En ella, el valiente guerrero Atreyu se enfrenta a una terrible marea invisible que convierte todo, a su paso, en un terrible páramo. Para salvar el país mágico donde habita, tiene que convencer a Bastian (el jovencito que lee el libro en la vida real) de que debe tener fe y creer en sí mismo, ya que son sus sueños y deseos lo que devolverán la vida a Fantasía. Los personajes se enfrentan al desánimo y a la derrota, como en la escena que transcurre en el Pantano de la Tristeza, donde el caballo, fiel compañero de Atreyu, Artax, perece hundido en las aguas cenagosas, inundado por la pesada pena. Como digo, me alegró volver a ver esta película, que en su día marcó la infancia de toda una generación, recaudando más de veinte millones de dólares, y cuya versión moderna se está fraguando. Acabé reconociendo que, además de hacer una excelente invitación a la lectura, su argumento, basado en el poder de las ideas, puede resultar muy útil hoy día. En nuestro caso, La Nada sería la crisis que arrasa todo, sembrando el pesimismo y la ausencia de fe con la falta de trabajo, las facturas impagadas, las órdenes de embargo y las reiteradas negativas de los bancos, entre otros tantos lodos. Y, como en la historia de Ende, luchar contra esta invisible tormenta supone agarrarse a cualquier esperanza, por mínima que parezca, para evitar bloquearse y seguir adelante.

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